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De las cumbres al abismo

Luis Ayllón el

Decía Hugo Chávez en una de sus frases más famosas que mientras los gobiernos iban “de cumbre en cumbre”, los pueblos iban “de abismo en abismo”. A Chávez, en realidad no le gustan las

cumbres, salvo que las organice él y con sus amigos, y, seguramente por eso no vino a la de Madrid entre la UE y América Latina. Él se lo perdió, porque, al final, ha sido la única de la presidencia española. Primero fue Obama el que dio la espantada nos dejó sin encuentro intergaláctico en Madrid y ahora han sido los árabes, en comandita con los franceses, los que han obligado a aplazar la cumbre de la Unión por el Mediterráneo. Resultado: de las tres grande cumbres vendidas a bombo y platillo por el Gobierno, sólo la eurolatinoamericana se ha celebrado, y con resultados más bien discretos.

 

En realidad, ni de lo de Obama ni de lo de la Unión para el Mediterráneo se puede culpar únicamente al Gobierno español. Hay otros factores. Obama está más preocupado de sus problemas internos y, desde luego, el que no haya avances en el conflicto entre palestinos e israelíes no es achacable a España, por mucho que Moratinos tenga fama de ser un experto en la zona y se haya dejado la piel intentando contribuir al proceso de paz.

 

Sin embargo, el escaso peso de España en la esfera internacional en estos momentos es un factor que sí ha podido influir en la suspensión de esas citas. No resulta fácil pensar en plantones de ese tipo con una presidencia francesa. De hecho, Sarkozy fue capaz de relanzar el proceso euromediterráneo, con una gran participación en su convocatoria a París.

 

Además, el Gobierno español levantó unas expectativas excesivas sobre su Presidencia, como si nunca hubiera habido otra en España. Y para colmo, el Tratado de Lisboa entró en vigor dejando muy reducidas las competencias del presidente de turno, en este caso José Luis Rodríguez Zapatero.

 

El anuncio de cumbres que o no estaban confirmadas o pendían de un hilo fue una gran torpeza, y es lógico que ahora se hable de fracaso.

 

En definitiva, de presentarnos como quienes íbamos a marcar el camino de Europa, hemos pasado a que nos lo marquen otros, obligándonos a hacer las reformas económicas que teníamos que haber hecho hace tiempo. Una lástima.

 

Presidencia europea
Luis Ayllón el

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