Bodas de plata con Israel
Pero la relación no ha sido fácil a lo largo de estos veinticinco años, que ayer se recordaron en la Casa Sefarad-Israel, en un acto con presencia de algunos de los protagonistas como Julio Feo o Juan Antonio Yáñez, entonces los hombres a quienes González encomendó la misión en La Moncloa. No ha sido una relación fácil a nivel político ni tampoco a nivel popular. La actitud de los diferentes gobiernos israelíes no ha sido bien comprendida en España. Por más que puedan haber tenido razones para determinadas actuaciones, sus maneras no han resultado siempre aceptables. El derecho a defender su seguridad ante ataques terroristas no es una carta blanca para emprender operaciones desproporcionadas contra los palestinos, que le ayudan poco a tener una buena imagen en nuestro país.
El último barómetro del Real Instituto Elcano sitúa a Israel como uno de los países peor valorados por los españoles, superando sólo a Marruecos e Irán, de la lista ofrecida a los encuestados. Posiblemente la valoración, en un país tradicionalmente inclinado a favor del elemento más débil –el pueblo palestino- está viciada por la imagen de dureza que ofrecen los israelíes y no haga justicia a la realidad de Israel, que sigue siendo, prácticamente, la única democracia real en la región.
Igor Palmor, portavoz del Ministerio israelí de Exteriores, es un hombre que conoce bien España, donde estuvo destinado con anterioridad, y ha hecho unas declaraciones a la agencia Efe en las que reconoce que es en los lazos entre las sociedades civiles de España e Israel donde está la verdadera asignatura pendiente. "Sobre todo hay mucho malentendido por parte de determinados sectores de la opinión en España hacia Israel, que no se corresponde con el entusiasmo compartido por muchos israelíes hacia lo español, su cultura o su deporte", explica Palmor.
La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, miembro de un Gobierno que no se ha caracterizado por unas excelentes relaciones con Tel Aviv, se prepara para realizar su primer viaje oficial a Israel a comienzos de febrero, precisamente en un momento en que las suspicacias israelíes han vuelto a ponerse de relieve, porque España parece estar entre los abanderados del reconocimiento del Estado de Palestina este mismo año.
Pese a que los palestinos aseguran que hay un compromiso de España de ser el primer Gobierno europeo que lo haga, en el Palacio de Santa Cruz se asegura que antes que nada se busca un acuerdo en el seno de la Unión Europea. Pero el acuerdo no va a ser fácil, y tal vez, asistamos a un nuevo episodio en que cada país miembro hace de su capa un sayo y toma una decisión unilateral. Esperemos que no sea así, porque no contribuiría nada a lograr la ansiada paz en Oriente Próximo.
Oriente Próximo