España ha estado presente en más de la mitad de los años de vida de las Comunidades Europeas, si se cuenta a partir de la aprobación de los tratados de Roma de 1957, que ahora celebran su 60 aniversario.
La falta de democracia en España impidió que formáramos parte del grupo de paÃses fundadores, pero desde nuestro ingreso en 1986, cualquiera puede percibir que España, además de haber obtenido grandes beneficios de su pertenencia al club comunitario, ha sido uno de los Estados más comprometido con el avance de la integración europea
Es posible que alguno de los pasos dados no haya sido el más acertado y, sin duda, es este un buen momento para resucitar los valores fundacionales de la Unión, que algunos han pretendido desterrar. Pero, en cualquier caso, la Europa en que vivimos hoy, tiene ya una impronta española en varios asuntos fundamentales.
El principio de cohesión social. Desde su ingreso en la UE, España comenzó a beneficiarse de los fondos estructurales, un elemento clave para disminuir las diferencias que nos separaban de nuestros socios europeos, pero al comienzo de los años 90, nuestro paÃs, gobernado entonces por el PSOE de Felipe González y apoyado por la Alemania de HelmuthKohl, dio la batalla para lograr que, en 1994, se estableciera el Fondo de Cohesión, destinado a proyectos de medio ambiente y redes europeas de infraestructuras de los Estados que tenÃan un PIB inferior al 90 por ciento de la media de la UE.
El concepto de ciudadanÃa europea. España fue, en octubre de 1990, la primera delegación que presentó a la Conferencia Intergubernamental para la reforma de los Tratados, un texto articulado de lo que debÃa ser la ciudadanÃa europea, de la que se venÃa hablando desde hacÃa años. Tras su aprobación, los europeos podemos movernos y residir libremente en el territorio de la Unión, además de contar con otros derechos.
Lucha común contra el terrorismo. Los atentados de ETA movieron a España a insistir durante muchos años ante sus socios europeos -algunos de los cuales no terminaban de ver el problema- en la necesidad de lograr una mayor cooperación policial y judicial entre los paÃses de la UE frente al terrorismo. El Consejo Europeo de Tampere en 1999 fue uno de los hitos en el tratamiento del espacio de libertad, seguridad y justicia, y poco a poco se fueron creando instrumentos como la euroorden para los procedimientos de entrega de terroristas. Hoy, ante los ataques del yihadismo, se ve la utilidad de aquel empeño español.
La moneda única. Cuando a finales de los noventa, la creación del euro parecÃa destinada a ser una aventura en la que se embarcaran sólo unos pocos, entre los que no se contaba con España, el Gobierno de José MarÃa Aznar se empeñó en lograr que nuestro paÃs formara parte de la moneda única. España se sitúo en la primera división del euro y arrastró con ella a una dudosa Italia.
La crisis del euro en 2012. Con las miradas vueltas hacia una España en una delicada situación, en plena crisis del euro, en el Consejo Europeo del 29 de junio de 2012, el Gobierno de Mariano Rajoy se empeñó, junto con Italia en lograr un acuerdo para llevar a cabo la Unión Bancaria y abrir la puerta para que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, comenzara a tomar medidas que permitieran aliviar la presión sobre las economÃas española e italiana. Aquello tuvo un efecto saludable en los mercados y en el apoyo al euro.
El reto al que se enfrenta hoy una Unión Europa, amenazada por tensiones internas (populismos, nacionalismos, brexit…) y externas (terrorismo yihadista, presión migratoria…), es una nueva oportunidad para que España haga sentir su peso y su compromiso europeÃsta presentando iniciativas concretas y tratando, aunque no sea, sin duda, lo más importante, por conseguir una presencia de españoles en los organismos europeos, más acorde con nuestra fuerza.
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