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Blogs Loading... por Marisa Gallero

Sentido único

Marisa Galleroel

 

El sentido único como imposición es el reverso al sentido común. Pongamos que hablamos del centro de Madrid, donde estas Navidades se lleva caminar obligatoriamente como si nos marcarán las agujas de un reloj. Nada de retroceder sobre tus pasos ni querer atajar por una calle intermedia. En el colmo del absurdo, unos policías municipales con cara de resignación te indican que des la vuelta para entrar en un centro comercial que está a cinco pasos. Es no tener clara las prioridades. Por mucha Mesa de la Limpieza del Ayuntamiento de Carmena y la incorporación de casi mil barrenderos, Madrid sigue siendo un estercolero. Y a parte de señalar que la gente es muy guarra y hacernos pasear como si estuviéramos en una procesión, el consistorio debería plantearse como objetivo una capital que no parezca que ha sufrido los efectos de un macrobotellón.

Si hablamos de Cataluña, el monotema de aquí a la eternidad, el juez Pablo Llanera ha discernido que tanto acatamiento de la Constitución era de boquilla. El sentido único sigue siendo la independencia y ya le darán otra vuelta de tuerca después del fracaso del «mandato divino» del 1-O y el «choche de legalidades». Sigue el «riesgo de reiteración delictiva». Esa es la razón para mantener en prisión incondicional a Oriol Junqueras, al exconsejero de Interior Joaquim Forn y a los dos Jordis. Son el núcleo duro, los que mantuvieron el pulso al Estado. Por ello ha retirado la euroorden a Carles Puigdemont dejándole en el limbo europeo, perpetuando el exilio, y si pisa su República simbólica será detenido. Los delitos que se le imputan son los mismos que a los otros exconsejeros y no va a ser Bélgica quién decida. Con la caja de solidaridad de ANC y Òmnium, que recaudó 4,7 millones de euros desde este verano, pueden llenar Bruselas para que no se sienta solo.

Después de la encuesta del CIS, que ni es del DIU ni del 155, igual que Cataluña, partida en dos mitades, sin ningún partido con el control de la cámara, con uno que se cree es el presidente del Govern legítimo y otro que renuncia litúrgicamente a su República, aunque la mantenga en sus oraciones desde Estremera, pensar en el escenario postelectoral da vértigo. Tampoco los partidos constitucionalistas suman y sería Pablo Iglesias el dueño de la llave al estilo de Golum. Desde su cena en casa de Roures, su objetivo es atraer al PSC de Miquel Iceta a un tripartito de izquierdas con ERC. De nuevo estaríamos atascados en un carril de sentido único que nos llevaría al abismo.

 

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