¿Cuál es la noticia? ¿Que El Periódico de Cataluña recreó «la nota» de alarma o que la CIA avisó a los Mossos, Policía, Guardia Civil y CITCO (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado) de un atentado contra turistas «específicamente en la Rambla»? ¿Hubo una alerta como publicó El Periódico el mismo 17 de agosto? ¿Sí o no? ¿Por qué lo negó la Generalitat con Carles Puigdemont a la cabeza?
¿Por qué no se extremaron las medidas de seguridad después del comunicado de la National Counterterrorism Center (NCTC), agencia creada tras los atentados del 11-S para coordinar la información sobre la amenaza yihadista? ¿Por qué nadie se lo notificó al Ayuntamiento de Barcelona? ¿Ni los Mossos d’Esquadra ni las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado? Tampoco se hubiera evitado en otro lugar, hay que recordar que el atropello asesino fue el plan B de los terroristas tras la explosión de Alcanar y que el objetivo era la Sagrada Familia y otros monumentos.
¿No tienen los Mossos relación con los servicios de inteligencia como declaró Joaquim Forn, consejero de Interior? ¿Era de «baja credibilidad» la nota como sostiene ahora el Gobierno catalán? ¿Acusaría Josep Lluís Trapero, jefe de los Mossos, al Periódico de una «campaña de desprestigio e intoxicación» si no hubiera un proceso de independencia unilateral en marcha? ¿El problema son los medios, la falta de transparencia o directamente las mentiras?
Después de un pleno extraordinario sobre la Gürtel, como si Mariano Rajoy le hubiera enviado otro SMS de «Sé fuerte» a Luis Bárcenas, lo verdaderamente urgente es una investigación que abarque a todas las fuerzas de seguridad implicadas y al ministerio de Interior dirigido por Juan Ignacio Zoido, para conocer los errores cometidos y fortalecer la prevención ante nuevos ataques yihadistas. Además de pedir explicaciones convincentes a la Generalitat y a los Mossos d´Esquadra de porqué mintieron reiteradamente al negar que existía un aviso desde el pasado 25 de mayo.
Desde que se produjeron los atentados en Barcelona y Cambrils, el debate abierto en medios y redes sociales van directos a a yugular de la prensa, cuestionando ante todo la ética de los periódicos. Primero con las imágenes que irían a portada antes de que aparecieran y ahora con la nota que se dio por falsa e inventada por las cloacas del Estado, para descubrirse que realmente si que hubo un aviso. Estamos en las formas y no en el fondo, en un duelo a garrotazos, cuando no deberíamos errar el tiro.
Actualidad Marisa Galleroel