Los comienzos de Virginie Viard en solitario tuvieron esta semana un escenario delicioso, ya que Chanel decidió recrear una preciosa biblioteca de varias plantas a través de la cual desfilaban las modelos. Se trataba de la colección de Alta Costura para el otoño de 2019, una serie de prendas no siempre favorecedoras que han obtenido desigual crítica.
Teniendo en cuenta que la puesta en escena fue, como siempre, estelar, la colección presentada no sobresalió ni por moderna ni por antigua, ni por novedosa ni por clásica.
Pero quizás se distinguió la colección por estar formada por prendas poco favorecedoras en general, combinadas con pocos accesorios y no siempre bien elegidos. Los zapatos planos negros, los mocasines cerrados oscuros con falda, llevados por modelos con las piernas blancas, no resultaron tampoco apetecibles.
Y llevar al extremo de modo burdo la moda del “un pendiente si y un pendiente no”, ni resultó novedosa ni de estilo Chanel. Tampoco ha aprovechado Virginie para presentar nuevos accesorios, algo que la casa vende en más cantidad que las prendas de ropa. Ni un solo bolso nuevo.
La ropa de noche, algo más favorecedora, tampoco sentó cátedra. Y es que no hay que obviar que Lagerfeld se inmiscuía en las colecciones hasta el último minuto, con ese ojo clínico privilegiado que le hizo sentar tendencia e impulsar a la moda.
Virginie Viard tendrá más oportunidades para mostrar que vale, pero esta ocasión no ha supuesto su consolidación como directora creativa de una casa tan importante como Chanel.