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Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

Otras curiosidades de Downtown Manhattan

María Luisa Funesel

La Gran Manzana ofrece una fuente inagotable de experienciaias y productos. Las gafas Moscot son una de esas curiosas marcas que han conquistado el mundo después de un siglo de su creación

Hyman Moscot, el patriarca de la familia, llegó a la isla de Ellis en 1899 procedente del Este de Europa, y comenzó a vender gafas prefabricadas en un carrito junto a la calle Orchard. Con la ayuda de su hijo Sol montó tienda propia y en los años 50, el nieto de Hyman, Joel, tomó las riendas de la encantadora tienda “House of Moscot” adaptando los modelos antiguos de principios de siglo.

Son sus hijos, Harvey y Kenny, quienes están hoy en día a cargo de una empresa casi centenaria que edita gafas de sus archivos de los años 30 a los 70. Sus tres tiendas faro en Nueva York son una mera muestra de la red mundial de distribución de sus ejemplares en los cinco continentes.

En BareLuxury, en University Place, se hacen las mejores manicuras y pedicuras del Downtown Manhattan, siempre con la posibilidad de recibir un masaje al mismo tiempo.

La tienda de pelucas Wigs&Plus merece una visita, no solo para aquell@s que lo necesiten sino para cualquiera dispuesto a pasar un buen rato. Al contrario que en otras tiendas de pelucas, en las que ponen cara de ajo si uno desea probarse con cierta güasa, el secreto de esta tienda gestionada por personal mexicano es su amabilidad. 37 West, calle 14.

Como siempre, incluyo Agatha&Valentina, parada obligatoria para el mejor queso, la mejor verdura y salami de Downtown Manhattan.

Los mercados y puestos callejeros en Union Square y el Chelsea Market en la calle 15, son algunos de los más variados destinos para probar comida internacional de primera y verduras de todo tipo.

La Tortaría, en la calle 12, propone sencillos platos mexicanos con buen ambiente y estilo retro.

Y nada más particular y “tacky” – palabra que utilizan los norteamericanos para definir algo entre cursi y vulgar- que la famosa tienda de novias Kleinfeld.

La tienda de Manhattan, que vende el doble que en su antigua localización, unos 40 millones de euros al año, más que presentar colecciones es un gigante con un muestrario de casi 1.500 prendas que se clasifican por tipo de cuerpo, más que por marca, si bien es cierto que entre sus 80 diseñadores, algunos son verdaeros y otros, simples inventos sonoros para conquistar a hordas de novias norteamericanas que al final se llevarán un palabra de honor, como siempre.  Curiosidades de Nueva York.

 

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