Ángela Merkel es única. Ya se sabe que en estas cuestiones de estilo nada como los dirigentes de la antigua Europa del Este.La discípula de Erich Honecker (los muy jóvenes pueden pensar que se trata de una marca de calderas) es una reina de las sorpresas de estilismo.
Práctica como nadie, rauda y veloz para recortar gastos, es la primera que predica con el ejemplo. Utiliza prendas una y otra vez, durante años. Es cierto que Angela Merkel no tiene un especial sentido del estilo; su físico tampoco es muy agradecido y el corte de pelo que lleva es letal. Pero también es cierto que sus votantes buscan en ella esa austeridad monacal, esa seriedad estajanovista.
Frau Merkel tiene uniformes de trabajo, hasta para la ropa que considera más sofisticada. Como otras líderes mundiales, es respetada porque ya tiene una edad, unos kilos y se piensa en ella como una “papisa mandona” más que como en una mujer.
Pero hete aquí que la canciller alemana se repite también con modelitos fashion que recupera desde nada más y nada menos que hace 18 años.
Acompañada de su apuesto marido, Joachim Sauer, ha ido a un concierto del Festival de Salzburgo hace unos días con un kimono que ya ha utilizado en numerosas ocasiones. Nada tenemos en contra de los kimonos, todo lo contrario. Pero el especimen que lució Angela Merkel lo había comprado en California hace varios lustros y era -como poco- difícil de llevar.