Nuevas Tops: las estilistas
Las mejores profesionales del estilismo, no mueven un dedo por menos de 10.000 euros.
Dar en el clavo con un atuendo y todo lo que ello conlleva, es todo un arte. En este milenio, las nuevas Tops, más que las modelos y actrices de siempre, son sus buscadas estilistas. Pero no es oro todo lo que reluce.
El estilismo es un mundo a veces superfluo rodeado de moscas entorno a una miel que rara vez se degusta. Más allá de la elección de un vestido concreto, está el peinado, el maquillaje, los accesorios, la postura, la decoración y el lugar donde las fotos tienen lugar. Esta ecuación de 100 variables, exige orden, rigor, creatividad, decisión y ciertas dosis de estajanovismo, aquello según la RAE relacionado con un método productivo en el que la iniciativa, la productividad y la eficacia son clave.
Una producción de moda puede requerir meses de trabajo, para los mas lentos, pero seguro que al menos semanas de reuniones, llamadas, conversaciones, decisiones y cambios. Como la última opinión la tiene que tener alguien, el o la estilista debe actuar con contundencia, sin piedad y con altísimas dosis de creatividad, si quiere que su trabajo sea diferente, selectivo y valorado.
Son ahora las mejores estilistas las que –como decían Linda Evangelista y Noemi Campbell en los 90- no se levantan de la cama por menos de 10.000 euros. Las modelos, las marcas, las productoras de cine y las agencias de publicidad, se rifan a es@s pocas mentes que saben ofrecer algo nuevo y atractivo. ¿Por qué? Porque un vestido insignificante, un accesorio neutro o una modelo sin carisma pueden cobrar nueva vida en sus manos.
Vestir a alguien como Lupita Nyong’o no es tan meritorio: con su edad, sus kilos, su físico y su color de piel, cualquier vestido monocolor de corte original, luce como una estrella.
Por otra parte, estilistas como Elizabeth Stewart, que viste a Cate Blanchett, Sandra Bullock o Julia Roberts, confiesan haber metido patas y haber recibido críticas con razón: “Si una mala elección acabase con la carrera de una estilista, nadie estaría ya trabajando”, ha declarado. Micaela Erlanger, ha tenido la suerte de que la flauta sonase cuando Lupita Nyong’o llamó a su puerta. Sus sueldos fijos con productoras y clientas se ven aumentados por contratos para publicidad que van entre los 5000 y los 10000 euros. No en vano, son capaces de transformar a cualquiera en una “it girl” en cuestión de un par de horas.
Rachel Zoe incluso tiene su propia línea de ropa. Sus clientas varían, de Jennifer Lawrence a Sofía Vergara, cada una con su estilo y sus expectativas. Las estilistas crean el marchamo de las mujeres más famosas de Hollywood, sin que estas tengan que comerse mucho el coco. Oscars, Globos de Oro, inauguraciones, estrenos y campañas se suceden bajo la batuta de unas pocas señoras con cabeza.
Leslie Fremar, responsable de los estilismos de Julianne Moore, Charlize Theron o Scarlett Johansson, triunfa casi siempre con sus decisiones. Petra Flannery, Jeanann Williams y Cristina Ehrlich son muy alabadas, aunque no siempre con idéntico resultado.
Incluso Erin Walsh, responsable de los looks de Sarah Jessica Parker, no se puede comparar a veces con las geniales ideas de su propia clienta. Pero lo cierto es que muchas de las estrellas del cine y la moda, cuando van vestidas a su manera, reciben críticas. Y es que para estar en la lista de las mejor vestidas, es bastante habitual contar con ayuda. Las cosas, siempre se ven mejor desde fuera.
Otros temas María Luisa Funesel