En Fuenteovejuna, ya se sabe: todos a una. Y algo así ocurre en el mundo de la moda: cuando alguna gran marca acierta con su apuesta estratégica, todos van detrás; hasta que se acaba diluyendo el efecto diferenciador de los impulsores y de sus seguidores y vuelve a crearse un nuevo estilo. Esto ha ocurrido con la reciente imagen retro-chic-british-italian de las colecciones y campañas de Gucci.
Alessandro Michele, el factotum de Gucci desde hace 2015, confesó en su día haber destruido todo lo anterior, principalmente la obra de Frida Giannini que pasó sin pena ni gloria tras los épicos años de Tom Ford, para homenajear los orígenes de la marca con un estilo distinto.
Con ecos de los años setenta y un estilo retro que alababa al Gucci antiguo y creativo de los inicios, Michele combinó colchas de toile de Jouy, alfombras persas y turcas, terciopelos en las chaquetas, telas adamascadas y material de cuadros escoceses. Y arrasó en un desierto de diseño purista y limpio.
Incluso la condesa Marina Cicogna, nacida en Roma en 1934 y conocida del Rey Juan Carlos, ha protagonizado campañas publicitarias con un tono muy distinto al que Gucci tenía hace 5 años. La condesa, volcada en el mundo del cine, exitosa, bella y con más de 80 años, nieta del conde Giuseppe Volpi y mujer polémica por sus relaciones de múltiple género, es la muestra de un botón, con su elegancia retro que no teme las mezclas ni el revival.
Visto el éxito, las marcas “vecinas” comenzaron su “migración hacia este nuevo y exitoso chic barroco. La última en llegar a tal estilo es Valentino, cuya imagen de la nueva colección resort mostramos a continuación. Bien podría ser otra nueva línea de Gucci.
Y algo parecido ocurre con las colecciones de The Attico, promocionadas con exitosas fotos que son replicas de Gucci.
Y es que en el juego de la moda, el eterno devenir de estilos y el irrefrenable impulso a copiar al más exitoso, son dos reglas del juego muy evidentes.
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