Tantos años después de su muerte y la imagen de Romy Schneider sigue vigente. Desde sus primeros films, la eterna Sissi, cautivó por su belleza, su cabello y porte, capaz de vestirse como una princesa y ser más elegante que una reina.
Sus tocados y vestidos se hicieron míticos, dentro y fuera de pantalla.
La actriz austríaca, francesa de adopción, marcó al público por su imagen, aunque también por las vicisitudes que sufrió en la vida.
Romy pasó de la elegancia estricta de los años 50, a la alegría de los 60 y el estilo hippy de los 70, siempre bordando sus atuendos.
Fue una avanzada en su tiempo y Coco Chanel llego a contar con ella para lucir muchos de sus modelos.
La cara de buena, las perlas y los recogidos, se convirtieron en lánguidas camisas, pelo suelto y maquillaje extremo durante los años 70
Incluso llegaron a tentarle el pelo afro y las bandanas, que no le quedaban bien.
En sus últimas películas y sus últimos años, la muerte de su hijo David en un accidente al subir a la verja de su casa influyó en su decaída física y anímica.
Pero el “allure” de Romy, sus desengaños amorosos y sus excelentes interpretaciones, quedan en la memoria de su público.
Romy inspira aún a los creadores y películas como La piscina o Lo importante es amar la trasladan a la más rabiosa actualidad en el mundo de la moda.
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