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Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

Amarillo sin supersticiones

María Luisa Funesel

El color del “mal fario” entra en el guardarropa por la “Puerta Grande”.

En febrero de 1673, Moliére estrenó el ballet-comedia “El enfermo imaginario”. Durante una de las primeras representaciones, en las que él mismo vestía de amarillo, el dramaturgo se sintió mal y horas después murió. Este hecho limitó para siempre el uso del color amarillo en escena.

Casi 350 años después, el amarillo se ha quitado su fama de gafe luciendo como el sol sobre la piel de las más importantes actrices de alfombra roja y las galas de Hollywood. En los últimos Globos de Oro hubo cinco actrices que llevaron modelos amarillos y algo similar ocurrió durante los Oscars.

En los toros, bien es sabido el “mal fario” o mala suerte que se supone que porta este color, si bien la realidad es que han muerto muchos más toreros vistiendo azul, rosa o grana. De grana y oro vestía el dia de su muerte Joselito, de azul cobalto, Ignacio Sánchez Mejías, Paquirri y Yiyo. Y de rosa iba Manolete en su última tarde en Linares.

Pero por unas y otras supersticiones, tanto venidas del teatro, como de las “túnicas” o “San Benitos” amarillos que la Inquisición imponía llevar por la calle a los pecadores, el amarillo siempre ha sido culpado en los toros de cualquier tragedia y esta vedado no solo al torero y la cuadrilla sino también al publico asistente. 

En cambio, estas últimas temporadas todas las marcas han integrado el amarillo en sus colecciones. Desde los modelos largos de Valentino o el vestido de gala de Louis Vuitton con el que Alicia Vikander recogió su Oscar hace más de un año, o bien las colecciones de Uniqlo o Zara, no hay empresa de moda que no haya caído en las garras de lo que en vestimenta es “casi” una novedad que ha venido para quedarse.

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