La juez Alaya se “recasa”, algo poco habitual en estos tiempos, sobre todo si es con el mismo. 30 años después de su boda rápida, Mercedes Alaya, con la cabeza muy bien amueblada y los bemoles muy bien puestos, sigue siendo una “lozana andaluza”. No obstante, con lo guapa que es la juez, no ha acertado el día de su reboda: ni el peinado, ni el tono y escote del vestido le favorecían en exceso. Y es que nos tiene acostumbrados a ir de “jamona+lista oficial” y en la boda no ha dado en el clavo.
La juez de Écija ha cumplido 50 lustrosos años. Se cuida, es presumida y eso se nota: le da buenos resultados. Para la “reboda” con su marido de toda la vida, ha elegido costura sevillana. Comprando producto local, como debe ser. Las agraciadas son Ángela y Adela, que no se han visto en otra: se les ha aparecido la Virgen María en forma de juez y han saltado al estrellato.
La juez Alaya probablemente había contado con Ángela y Adela para sus trajes de gitana, que junto a los de novia, son la especialidad de “la casa”.
En realidad, no hemos visto un armario igual que el de la juez Alaya: cada día un modelito distinto y casi todos le sientan muy bien. Aunque a veces va vestida de cocktail a las 9 de la mañana o de lentejuelas a las 12 del mediodía. Pero la juez Alaya, se puede permitir lo que quiera, porque con su percha y su discreción, nada queda mal.
Consejo a “Ángela y Adela”: No hagan pasar a la juez malos ratos como los que sufrió en las pruebas de su vestido de novia, acudiendo a sus talleres con los guardaespaldas, bajo la atenta mirada de las mil cotillas de turno. Devuélvanle el favor haciendo las pruebas a domicilio.
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