Iris Apfel cumple este verano 93 tiernos años, con la ilusión, el arranque, la locura y la creatividad de una chica jóven. Si es que lo que pesa son los kilos…Esta diseñadora de interiores, empresaria e icono de la moda neoyorkina de origen judío estudió historia del arte en NYU, colaboró para revistas y decoradores.
Creó junto a su marido, Carl Apfel, una empresa de textiles y antiguedades que sobrevivió casi 50 años, colaborando en la decoración de la Casa Blanca durante el mandato de ocho presidentes, los más recientes de la historia hasta Clinton.
Calificada por The Guardian como una de las 50 mujeres mejor vestidas, Iris aboga por el maximalismo radical. Ha coleccionado piezas de decoración, ropa, accesorios y joyería. Su fama reciente en el mundo de la moda data de hace una década, algo fantástico para una persona de su edad, un gran impulso para sus ganas de vivir. Marchitaría si tuviese que vivir en habitaciones neutras e impersonales a la manera de los hoteles.
Se atreve con colores, tamaños exagerados, materiales raros. Compra sus gafas en los mercadillos y rastros de las ciudades de Europa que visita. Lleva los labios rojos en un tono claro y fuerte. A ella le gusta ser diferente y le espanta la uniformidad que impera en el mundo actual, que considera una falta total de expresión de uno mismo.
Inconformista, imparable e insaciable, Iris inventa su personaje y su casa día tras día. Quizás el mundo de la moda tiene que seguir mirando hacia ella, un icono intemporal que no deja de sorprendernos.
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