1. Bodegas Campos
Las antiguas bodegas convertidas en restaurante y bar, conservan patios, capilla y reservados con colores y cuadros históricos. Las recetas, del ajoblanco cordobés a las alcachofas a la montillana, se riegan con una fantástica carta de vinos.
2. El Churrasco
Un clásico con platos inolvidables, un patio con alma y un bar bullicioso. Las setas, las patatas revolconas, el salmorejo y los churrascos, para repetir. Hasta Chirac les pidió enseñar a los cocineros del Palacio del Elíseo sus recetas. Bajo petición, presentan una segunda carta de vinos con centenares de referencia sin igual en Andalucía.
3. Taberna San Miguel o “El Pisto”.
Tras un bar estrecho y siempre lleno, se pide turno para sentarse en el patio-comedor trasero, donde disfrutar de unas tapas cordobesas deliciosas y unos azulejos con refranes clásicos. Curioso y auténtico.
4. El Choco
Afamado y premiado con una estrella Michelin, el chef Kisko García ha creado dos menús de degustación en su restaurante minimalista, aunque la carta de medias raciones o platos individuales es lo más valorado. Hay que probar las regañás y el “atún que quería ser cerdo”.
5. El Caballo Rojo
Un antiguo y clásico referente de la comida cordobesa, que ha retomado recetas de la gastronomía andalusí y árabe del “califato”.
6. Casa Pepe de la Judería
De los pocos restaurantes con terraza con vistas a la Mezquita y a la Judería, preferimos la gastronomía del bar-restaurante-patio en la planta baja, con raciones espectaculares y sencillas a la vez. Las berenjenas fritas a la miel, inolvidables.
7. Blanco Enea
La apuesta de vanguardia supone la unión de la comida gallega y la cordobesa: cada plato nos acerca a Córdoba, Galicia y a Oriente. Con una fachada tradicionalmente andaluza, el restaurante comparte espacio con La Casa de Galicia. José María González Blanco, aprendiz de Adrià y Arzak, organiza una planta baja desenfadada con tapeo de pulpo a feira, mejillones en salsa de curry o bacalao al estilo japonés, todo regado con música francesa y combinado con salmorejo o mojama. En la planta de arriba, el restaurante es sobrio y tranquilo, ofreciendo platos más sofisticados, como un rodaballo con allada o entrecot de buey gallego. De postre, tartas y delicias gallegas. La mezcla, perfecta.
8. Taberna Salinas de la calle Tundidores
Un lugar sencillo junto al antiguo foro de Córdoba, bajo la plaza de las Tendillas, en el centro. Sin grandes alharacas, ofrecen las mejores berenjenas fritas -cortadas en forma de palo- y el mejor gazpacho de la ciudad. No admiten reservas.
9. Parador de Cordoba
Situado en el antiguo lugar de un palacio califal, al comienzo de Sierra Morena, la vista de Córdoba es privilegiada. Ofrecen una carta con básicos cordobeses bien preparados.
10. La Tinaja
El más nuevo, frente al rio Guadalquivir, presenta una propuesta clásica y moderna a la vez con un impecable equipo y cuidada materia prima.
Todos estos restaurantes y varias decenas más de establecimientos, bares y tabernas que no se pueden resumir en unas líneas, hacen del “Califato” cordobés un lugar privilegiado para disfrutar de los días y las noches. Perfecto plan para un fin de semana.
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