Habla de la memoria, del tiempo sin tiempo sin niño, de los días especiales de la Semana Santa. De Dios encarnado en la vida corta y apasionante de los hombres. Y en su palabra apasionada no hay afán por mimetizar la música como una afición, aunque esté como un paisaje exquisito y haya que mirar bien para verla. Enamorado de aquello a lo que está cantando y pintando un fresco de una ciudad con paisaje y corazones. Aunque no conozcan Cabra, y bien merece la pena esa Soledad de manos unidas, no se pierdan lo que de su Semana Santa dice Mateo Olaya.
Cuaresmario Luis Mirandael