Si soy todo de su esclava, Santa María, soy todo de su Señor, mi Dios. Y así, cómo no escribir tu nombre, si es por tu nombre que aún escribo. Cómo no mirar tu imagen, si es por ella que aún me veo.Cómo no acordarme de ti antes de salir del paso, pinchado que voy, y a veces hasta sin costal. Cómo no iba a proclamarte Salvador y a bendecirte, Nuestro Padre Jesús de las Penas, que ése es tu nombre precioso. Jesús de las Penas sin misterio y sin cambios, sin banda y sin Bailío. Jesús de las Penas de la capilla, de mi carpeta, de mi medalla. Jesús de las Penas más que una imagen. Tú por Quien representas. Jesús de las Penas del paso que sigo, porque yo anuncio a tu Madre pero lo hago siguiéndote a ti, «mi Cristo» que te llamaré siempre. Porque Tú siempre mío y yo siempre tuyo. A ti, Jesús de mis Penas, que las compartes y las soportas. A ti, mi cirineo voluntario que aún tienes fuerza para ayudarme después de haber cargado la cruz que te echamos al hombro. ¿Cuándo te llamé que no contestaras? Tú que oyes y respondes siempre el grito de quien te busca, Jesús de las Penas.
Fue tu Madre, pescadora por las aguas procelosas en que se hunden a veces las almas cuando abandonan de noche tu puerto, quien me echó su ancla expectante allí donde nos golpeamos al confesar nuestras culpas. ¿Fuiste tú, su capitán, quien la animó a hacerlo conmigo y con tantos como yo? Fuiste tú, Jesús de las Penas, el de los fuertes abrazos con manos atadas. Las soltarás pronto, tirarás la puerta, pisarás la noche, Resucitarás. Ven Señor Jesús. Te esperamos con esperanza.
Cuaresmario Luis Mirandael