ABC
Suscríbete
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizMi ABCABC
Blogs Jugar con Cabeza por Federico Marín Bellón

No queremos vuestra compasión

Federico Marín Bellónel

Se te acercan con cuidado y te tocan el hombro, como si se te hubiera muerto algo que en realidad está más vivo que nunca. Es la facción amable del madridismo, la que conserva un tipo especial de conciencia, nada común, ese sentimiento que encierras en casa cuando, justo antes de comprar un iPhone, recuerdas a los niños africanos explotados, deditos esenciales que arañan al planeta los gramos necesarios de coltán. No dejas de usar el mejor modelo que puedes pagar, pero en el azogue de tu alma queda una muesca imperceptible, quién sabe si el origen misterioso de un fallo posterior de cobertura.

Madridista educado, que no compartes la voracidad ciega de tus líderes, gracias, pero no necesitamos tu compasión. Es tan estéril como nuestro viejo fatalismo.

Cuando Ramos marcó, reprimí las ganas de abandonarme en brazos de la más airada autocompasión. Me imaginaba a mi padre y sabía que la suya no sería la reacción adecuada. Te administran pequeñas injusticias sabedores de que no hay nada peor que tener una excusa para perder, un clavo traicionero del que colgar. Es el camino más directo a la derrota. Este grupo hace tiempo que superó ese vicio. Cuando Griezmann envió el destino al larguero, supe que solo era otro giro de guión, una concesión al efectismo propia del loco que nos escribe los diálogos, si acaso existe un ser tan esquizofrénico. Pero cuando Juanfran esquivó con ayuda del poste la parada del héroe readmitido, que Florentino llegó a facturar cual mascota sin voz, tuve que luchar para no romper a llorar. Pírrico triunfo, porque la fe ya la tenía perdida. El final era demasiado redondo: el mádelman henchido de ego, el símbolo de casi todo lo que aborrecemos, estaba invitado a coronar una fiesta en la que ni siquiera se presentó.

Cristiano celebra el penalti definitivo. Juanjo Martín / Efe. La imagen de arriba es de mi compañero Ignacio Gil para ABC

Es absurdo ampararse en el histrionismo actoral de Pepe, indultado con un ridículo movimiento de lengua. Carece de sentido recordar la dignidad de Francia, capaz de sentar a Benzema, evocar la roja que no vio Ramos y denunciar la obscena prima que recibirán los vencedores. Es solo cuestión de grado. Los otros no son pobres ni inocentes y los blancos también se dejaron la piel con bravura. Pero que el dinero se imponga siempre es difícil de soportar.

Vikingos sin cuernos y con alma, amigos a los que merece la pena felicitar, gracias, pero no queremos vuestras palabras de ánimo. Tampoco buscamos olvidar. Lo que no te mata te hace más fuerte. Lo mejor de todo es que todavía no podremos morirnos tranquilos. Nos quedan sueños por perseguir, motivos para no dejar de creer.

Este juego cruel nunca se regirá por la justicia. Qué gracia el ojito de halcón. Es solo una dosis de opio, el circo donde olvidar frustraciones, la felicidad artificial. La vida no es esto y hundirse por tan poca cosa no es ni una posibilidad. Como dijo Bronstein, al menos hemos demostrado que hay otra forma de luchar.

Y sobre todo, no insultemos a quienes tienen problemas de verdad. Tampoco les castiguemos con la misma condescendencia que nosotros sufrimos demasiado a menudo.

Pepe, en plena actuación. En lugar de tarjeta, el árbitro le sacó la lengua. Carl Recine / Reuters

Vosotros, amigos sinceros que disimuláis la ebriedad de tanta copa, algunos empezáis a comprender por qué no somos todos del Madrid, con lo fácil que sería la uniformidad. Parece increíble nuestra obstinada elección, por otro lado tan necesaria. ¿Alguien se imagina que todos quisiéramos la misma camiseta? De momento sois pocos, pero la duda empieza a asomar. Llamadme loco, pero esta celebración no se ha vivido igual. Nuestras lágrimas de sangre han comenzado a teñir telas y conciencias. Ha nacido una nueva especie de madridista que anhelaba en secreto o de forma inconsciente la derrota. Son rayas que estáis a tiempo de lavar, como todos hacemos con los rastros del coltán, pero a algunos de vuestros hijos, la generación del Cholo, les están empezando a arraigar. Antes a los del Atleti les salían pequeños traidores del Madrid. Empieza a invertirse la tendencia. Vigiladlos bien, porque os sacarán los ojos. Quizá no lleguemos a verlo, por distintos motivos.

P. D.: Todo esto es solo un juego, casi un chiste. Lo de arriba es una forma de encerrar sentimientos irracionales en unas pocas líneas, no se vayan a desmandar.
Entradas relacionadas
Qué tienen en común la victoria de Carlsen y la del Atleti

La derrota de España, analizada por ajedrecistas

La final contada por un ajedrecista y por un jugador de póquer

 

Otros Deportes

Tags

Federico Marín Bellónel

Post más recientes