Después de dos partidas apasionantes, a la tercera llegó la aburrida, aunque como ocurre tantas veces, la superficie escondía toneladas de ideas que el público no pudo ver. Caruana volvió a abrir de peón de rey, Carlsen repitió con la siciliana y Fabiano, dentro de su plan Rossolimo, se desvió en la primera salida de la carretera elegida el primer día, lo justo para esquivar los análisis. Fue un juego de nervios y faroles que a veces recordaba a una partida de póker, y que tuvo dos fases muy distintas. Hasta la jugada 15, el aspirante tuvo una posición más que prometedora. En esa zona complicada entre la apertura y el medio juego, cometió alguna imprecisión y el campeón se encontró en el vestíbulo del típico final que le gusta apretar. La ventaja era tan minúscula, sin embargo, que no fue suficiente para animar a la grada. Con las terceras tablas seguidas, el duelo sigue igualado: 1,5 a 1,5.
El equipo americano hizo bien su trabajo. Como los tripulantes de un submarino, taparon todas las fisuras y apretaron los dientes, confiados en que Carlsen no les sorprendiera con algún torpedo. Caruana tenía el típico planteamiento que le gusta a Carlsen, con varias jugadas buenas, casi intercambiables, que le permitían mantener la típica ventaja leve que las máquinas estiman en torno a +0,5. Contra el campeón eso es toda una proeza. Pero quizá por ese carácter difuso, el italoamericano no anduvo fino y dejó escapar dicho margen, que a ratos pudo redondear casi en +1, siempre teniendo en cuenta que dichas evaluaciones no son tan útiles en posiciones de ese tipo, con tacto factor humano a considerar.
Peter Svidler comentó en Chess24 que justo la jugada 15, que no quiso calificar como un erro, marcó el curso de la partida. Probablemente a Fabiano se le escapó la respuesta de su rival, porque si hubiera cambiado torres justo en ese momento, «podría haber sido una historia diferente». Ese fue el punto de inflexión de la partida. Carlsen, que hasta ese momento había flojeado un poco, en opinión de David Antón, se sintió liberado y cambió el signo de la partida. Como señalaban Pepe Cuenca y David Martínez, el cambio de tendencia era evidente, pese a que objetivamente la situación fuera igualada sobre el tablero.
En todo caso, en el ambiente se palpaba que Magnus entraba en modo máquina, con la ventaja psicológica como principal argumento. Por suerte para el aspirante, no es de los que se hunden a la primera y aguantó sin excesivas dificultades. Simplificó todo lo necesario y braceó hasta alcanzar la orilla en la jugada 49. Con Carlsen ya se sabe que el camino nunca será corto. La frase más repetida por parte de los comentaristas en las últimas 30 jugadas era «probablemente siguen siendo tablas».
Fue por tanto una jornada de transición. Será interesante comprobar quién está mejor preparado en la siguiente y si Caruana se atreve a repetir su novedad, si es que se lo permiten. Según declaró Susan Polgar, que tiene sobrada expriencia en duelos por el título mundial, justo aquí es donde «Caruana y su equipo deben encontrar una solución», después de conseguir «excelentes posiciones en las últimas dos partidas», pero nada más. «¿Qué fue mal?, ¿cómo mejorar? ¡Para eso tienes un equipo!».
Así fue la tercera partida:
Fabiano Caruana 0,5 – Magnus Carlsen 0,5
1.e4 c5 2. Nf3 Nc6 3. Bb5 g6 4. Bxc6 dxc6 5. d3 Bg7 6. O-O Qc7 7. Re1 e5 8. a3 Nf6 9. b4 O-O 10. Nbd2 Bg4 11. h3 Bxf3 12. Nxf3 cxb4 13. axb4 a5 14. bxa5 Rxa5 15. Bd2 Raa8 16. Qb1 Nd7 17. Qb4 Rfe8 18. Bc3 b5 19. Rxa8 Rxa8 20. Ra1 Rxa1+ 21. Bxa1 Qa7 22. Bc3 Qa2 23. Qb2 Qxb2 24. Bxb2 f6 25. Kf1 Kf7 26. Ke2 Nc5 27. Bc3 Ne6 28. g3 Bf8 29. Nd2 Ng5 30. h4 Ne6 31. Nb3 h5 32. Bd2 Bd6 33. c3 c5 34. Be3 Ke7 35. Kd1 Kd7 36. Kc2 f5 37. Kd1 fxe4 38. dxe4 c4 39. Nd2 Nc5 40. Bxc5 Bxc5 41. Ke2 Kc6 42. Nf1 b4 43. cxb4 Bxb4 44. Ne3 Kc5 45. f4 exf4 46. gxf4 Ba5 47. f5 gxf5 48. Nxc4 Kxc4 49. exf5 1/2-1/2 You must activate JavaScript to enhance chess game visualization. Ajedrez