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Blogs Jugar con Cabeza por Federico Marín Bellón

Muere Elena Ajmilovskaia, la ajedrecista que se casó con el enemigo

Federico Marín Bellónel

Si la vida de Elena Ajmilovskaia se convirtiera en guión cinematográfico, el clímax no llegaría cuando en 1986 se proclamó subcampeona mundial de ajedrez. El momento culminante se produjo dos años después. Aprovechó la Olimpiada de Salónica para abandonar su país y su selección, firme favorita a la medalla de oro. No huía del comunismo; perseguía el amor. Se casó con el capitán del equipo estadounidense, John Donaldson. Elena llegó a ser campeona nacional en sus dos países. El pasado día 18 murió a causa de un tumor cerebral, a los 55 años de edad.

Elena Ajmilovskaia nació en Leningrado (ahora y antes San Petersburgo) el 11 de marzo de 1957, dentro de una familia de ajedrecistas. Su madre llegó a ser campeona regional en su país, aunque murió también de forma prematura, cuando nuestra protagonista era solo una adolescente. A los 12 años, empezó a jugar en Krasnoyarsk (la familia cambiaba con frecuencia de residencia), en uno de los célebres palacios de pioneros en los que la antigua Unión Soviética forjó a miles de jugadores, a la mayor gloria del régimen.

En los años ochenta y a principios de los noventa, era una de las mejores jugadoras del mundo, después de abandonar sus estudios de Derecho y Física para concentrarse en su carrera deportiva. En 1986 llegó a disputar la final del Mundial, después de ganar el Torneo de Candidatos. Perdió en Sofía frente a la georgiana Maia Chiburdanidze, por 8,5 a 5,5 puntos.

Dos años después, en la Olimpiada de Salónica (Grecia), fue noticia de primera plana en algunos medios cuando escapó para casarse con John Donaldson, también ajedrecista y capitán del equipo estadounidense, a quien había conocido en otra competición en La Habana. Las rusas notaron la ausencia y perdieron la medalla de oro ante la Hungría de las hermanas Polgar (Judit solo tenía 12 años), que acabaron con décadas de dominio soviético. Quizá habrían ganado de todos modos. Para darle mayor dramatismo a la historia, Elena y John regresaron nada más terminar su fugaz boda a la sala de juego, donde fueron testigos del empate entre rusas y estadounidenses, en el encuentro más emotivo de la jornada.

Para los americanos también fue un golpe perder a su capitán, pero se mostraron mucho más comprensivos. “Lamentamos de verdad su pérdida, pero no se nos podría ocurrir un motivo mejor”, declararía su mejor jugador, Yasser Seirawan, muy amigo de John.

En la Olimpiada de 1978, Elena ya había demostrado lo importante que podía ser para su equipo, cuando ganó sus diez partidas, en una puntuación perfecta, que llevó a la URSS a ganar la medalla de oro. Ya en los Estados Unidos, fue campeona americana en 1990, 1993 y 1994, según informa “The New York Times”.

La vida amorosa de Elena fue casi igual de interesante. Antes de su sonada huida ya se había casado y divorciado por primera vez. Tras su matrimonio con Donaldson, llegaría un tercer enlace, con Georgi Orlov, su entrenador durante la época soviética, que también huyó del país, años después. En los últimos años, la pareja se dedicaba a la enseñanza del ajedrez, en persona y por internet.

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