Se discute estos días en Chennai y alrededores (de Nueva York a Sidney, pasando por Teruel) cuántos millones de personas están pendientes del duelo entre Magnus Carlsen y Vishy Anand. Por algún lado ha salido la cifra de mil millones de personas. Hay quien piensa que el número es mayor, si se suman los espectadores de televisión, prensa escrita e internet y se tiene en cuenta que Anand es un ídolo en un país como la India. Lo que no vamos a discutir aquí es si el ajedrez es un juego aburrido. Tampoco es necesario utilizar las cifras como argumento. Es más sencillo. Si no te gusta, es que lo has probado poco.
Según un estudio de Agon (empresa organizadora del Mundial) publicado el año pasado, en el mundo juegan con regularidad al ajedrez 605 millones de personas. En Estados Unidos, en Reino Unido, Alemania, Rusia e India, el 70% de la población adulta ha jugado alguna vez una partida. Entre toda esa gente hay una cantidad ingente de personas que se olvida de los tableros hasta que llega un gran acontecimiento, como los duelos Spassky-Fischer y Karpov-Kasparov, o el que vivimos ahora mismo entre Anand y Carlsen.
En este último enfrentamiento, ya lo hemos discutido por aquí, al indudable interés deportivo del Mundial se suma la ventaja que supone contar con un invento como internet. Las partidas se pueden ver desde cualquier país del mundo en directo, con comentarios de grandes maestros y los análisis de los módulos informáticos más potentes. Incluso en España, donde la televisión casi siempre ignora el ajedrez, cualquiera puede estar informado al segundo con un simple móvil, allá donde esté.
Cuando me gusta algo (un libro, una película, un juego), me importa bastante poco si soy un bicho raro o uno más entre millones, aunque la ventaja de esto último es que resulta más probable que siga disfrutándolo, porque alguien seguirá escribiendo esas páginas, filmando las imágenes que más disfruto o encontrando con quien compartir mis aficiones favoritas.
Jason Henderson se pregunta en la versión británica de la revista «GQ» cómo es posible que mil millones de personas sigan un simple juego de tablero, para llegar a la misma conclusión que he defendido estos días: el duelo entre Anand y Carlsen podría ser mayor incluso que el de Fischer. Son 41 años de ventaja.
La imagen de arriba, también de Reuters, corresponde al récord mundial de partidas simultáneas, que tuvo lugar en la India en 2010. Posteriormente fue superado en México
Ajedrez