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Blogs Jugar con Cabeza por Federico Marín Bellón

Ivanchuk, la pequeña tragedia de un genio

Federico Marín Bellónel

El sábado, Vassily Ivanchuk amenazaba en León con dejar el ajedrez. «Tras un desengaño amoroso, la solución es cambiar de mujer. Pero sólo hay un ajedrez y a mí ya no me interesa, de modo que mi problema no tiene solución». El ucraniano había sufrido dos jornadas aciagas contra el joven prodigio holandés Anish Giri en la edición número 26 de uno de los grandes torneos que todavía se celebran en España, en la que Arturo Pérez-Reverte efectuó el «saque de honor». Pese a todo, la inexistente solución apareció de la forma más inesperada: «una cerveza que estaba riquísima».

Ivanchuk, en León, en una de sus partidas contra Anish Giri

Después de dar un auténtico repaso en las diez partidas rápidas de la última jornada a Giri, mejor jugador sub-20 del mundo, el bueno de Vassily recuperó la sonrisa. Había ganado, además, en la modalidad de juego en teoría más propicia para las cualidades de un cerebro joven y veloz.

Es una tragedia romántica que el inmenso amor de Ivanchuk por el ajedrez no siempre sea correspondido. Lejos quedan los días en que aspiraba con razón a ser campeón del mundo. Ahora todavía es capaz de ganar a los mejores. Hace solo unas semanas, en el torneo de Candidatos celebrado en Londres, derrotó a los dos jugadores que terminaron empatados en el primer puesto, Carlsen y Kramnik, y sin embargo perdió una ristra insoportable de partidas contra rivales menos fuertes por errores tontos o porque se le acababa el tiempo. Pese a sus grandes victorias, acabó perdiendo diez puestos de golpe en la clasificación de la FIDE.

Algo le ocurre al sabio jugador, quien pese a todo siempre encuentra el camino de vuelta, a veces gracias a algo tan prosaico como una cerveza, como le ha ocurrido en León: «Hoy a mediodía me he tomado una cerveza que estaba riquísima y eso me ha relajado mucho», explicó después de derrotar a Giri en el ajedrez relámpago.

Arturo Pérez-reverte realizó el «saque de honor», que en el ajedrez casi nunca es una patada

En la rueda de prensa posterior al torneo, Ivanchuk estaba pletórico de nuevo, reconoció que ya veía la vida de otro color y pidió disculpas por sus deprimentes declaraciones de la víspera. Después de su cerveza salvadora, se planteó un reto personal, con el encuentro ya perdido: «Dado que la suma de los marcadores de los días anteriores arrojaba un saldo negativo para mí de cuatro puntos [1,5-0,5 y 3,5-0,5] me he propuesto ganar el duelo de partidas rápidas por cinco de diferencia, y lo he conseguido». Respiremos todos de nuevo, que el genio sigue trabajando.

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