Fabiano Caruana es el americano impasible. En la octava partida del Mundial de Ajedrez, le faltó sangre cuando era necesario, y en la novena, lejos de quedar afectado por la oportunidad perdida, jugó con el mismo espíritu de siempre y se defendió con precisión, cuando todos auguraban una tortura lenta en el infierno noruego. El campeón logró colocar una «receta» en la apertura, la primera con blancas, pero luego se precipitó, quizá ansioso por ganar alguna vez. Resultado: novenas tablas consecutivas. Quedan tres partidas, en las que Magnus Carlsen deberá jugar con negras dos veces. Si sigue el empate, habrá que demostrar velocidad, además de calma. Todos creen que el noruego es el gran favorito, pero la inspiración puede ser un factor esencial. El aspirante aseguró en la rueda de prensa que todavía no piensa en las partidas rápidas y que «todavía queda mucho ajedrez por jugar».
La apertura fue muy interesante, en cualquier caso. Magnus consiguió por fin ventaja con blancas, con una inglesa que los humanos y las máquinas no veían de la misma manera. Justo esa disparidad de criterios es una de esas vías que la informática permite explotar luego en el tablero, no solo entre grandes maestros de primer nivel. En la jugada 13, el superordenador noruego Sesse daba igualdad absoluta, mientras que los pellejudos se sentían incómodos desde el bando negro. Por si acaso, el número uno jugada rápido, confiado, y Fabiano caminaba con pies de plomo.
Susan Polgar explicaba el «juego mental» que implicaba la velocidad de Carlsen, estuviera o no todavía dentro de su preparación. Lo importante era lo que pensara su rival, que además tenía ya 40 minutos menos en el depósito. Poco después, para alivio de todos, el noruego renunció a una posible repetición de jugadas, otro juego mental entre ambos. Ahí el italoamericano dejaba claro que las tablas no son un problema para él, sobre todo con negras, pese a que el desempate está cada vez más cerca.
De farol o no, la preparación del blanco parecía la buena. David Antón creía que el blanco tenía ventaja, aunque «superSesee» daba 0.00 como evaluación, igualdad absoluta. Caruana, otro humano al fin y al cabo, cometió ahí su único error en la partida. Cambió un alfil por un caballo, en su deseo de simplificar, y los grandes maestros se echaron las manos a la cabeza. A Anish Giri casi se le cae su taza de té después de la jugada 17 del negro. La mayor de las Polgar no entendía nada. Se preguntó si sería un fallo de la retransmisión y dijo que la jugada «no olía bien». Para Peter Svidler, fue una «decisión increíble, incluso si Caruana pensaba que podría sostener la posición». «Le ha dado a Magnus exactamente lo que él quería de esta partida, una ventaja estable en la que no hay manera de igualar por completo», explicó el GM ruso, quien también dijo que Fabiano prefirió la claridad sobre la igualdad, lo que quizá fue el mejor resumen de su forma de afrontar el problema de frenar a Carlsen.
El caso es que, de un modo u otro, por primera vez Carlsen hacía valer la ventaja de jugar con blancas. La máquina ya le daba el equivalente a un peón de ventaja y Parecía que podría bastarle para renovar el título. Pepe Cuenca auguraba en Chess24 «una partida larguísima de sufrimiento para Fabi, en una posición en la que Magnus es Dios».
Pero en ese momento, Magnus Carlsen volvió a demostrar que no está fino, pese a tener mucho más tiempo. Fabiano no perdió la calma, pero eso no es excusa suficiente. El blanco avanzó su peón h con un entusiasmo sospechoso, un síntoma de ansiedad. El americano se lo comió sin más –Carlsen alabó luego la jugada– y, con su pericia habitual, secó la posición. En la jugada 26, había tapado todos los peligros con una suficiencia insultante. Parecía, en efecto, como si hubiera entrado a propósito en ese aparente infierno para demostrar que podía hacer tablas de varias maneras. No sabremos nunca qué habría pasado si el campeón hubiera apretado con más prudencia, fiel a su mejor estilo.
Al final, se firmaron las tablas después de 56 jugadas, aunque se podrían haber acordado mucho antes.
Así fue la novena partida
Magnus Carlsen 0,5 – Fabiano Caruana 0,5
1.c4 e5 2. Nc3 Nf6 3. Nf3 Nc6 4. g3 d5 5. cxd5 Nxd5 6. Bg2 Bc5 7. O-O O-O 8. d3 Re8 9. Bg5 Nxc3 10. bxc3 f6 11. Bc1 Be6 12. Bb2 Bb6 13. d4 Bd5 14. Qc2 exd4 15. cxd4 Be4 16. Qb3+ Bd5 17. Qd1 Bxf3 18. Qb3+ Kh8 19. Bxf3 Nxd4 20. Bxd4 Qxd4 21. e3 Qe5 22. Bxb7 Rad8 23. Rad1 Qe7 24. h4 g6 25. h5 gxh5 26. Qc4 f5 27. Bf3 h4 28. Rxd8 Rxd8 29. gxh4 Rg8+ 30. Kh1 Qf6 31. Qf4 Bc5 32. Rg1 Rxg1+ 33. Kxg1 Bd6 34. Qa4 f4 35. Qxa7 fxe3 36. Qxe3 Qxh4 37. a4 Qf6 38. Bd1 Qe5 39. Qxe5+ Bxe5 40. a5 Kg7 41. a6 Bd4 42. Kg2 Kf6 43. f4 Bb6 44. Kf3 h6 45. Ke4 Ba7 46. Bg4 Bg1 47. Kd5 Bb6 48. Kc6 Be3 49. Kb7 Bb6 50. Bh3 Be3 51. Kc6 Bb6 52. Kd5 Ba7 53. Ke4 Bb6 54. Bf1 Ke6 55. Bc4+ Kf6 56. Bd3 Ke6 You must activate JavaScript to enhance chess game visualization.
Mundial femenino
En el Mundial femenino, el resultado parece mucho más decidido. La rusa Kateryna Lagno, que juega en casa, logró unas tablas en la tercera y penúltima partida, por lo que le basta un nuevo empate en la última para destronar a la china Ju Wenjun. La campeona tuvo ventaja y un peón más, pero no pudo rematar el final de torres, con alfiles de distinto color. Se firmaron las tablas en la jugada 68 y el duelo queda a la espera de una partida más, en la que Lagno conducirá las piezas blancas.
El Mundial femenino, que este año se ha jugado por eliminatorias, adoptará el sistema masculino a partir del próximo año, según informa Efe, con un torneo de Candidatas previo. Las cuatro semifinalistas de este Mundial ya se han asegurado su participación.
Wenjun, de 27 años, es la quinta jugadora de la historia que logró superar la barrera de los 2600 puntos Elo y logró el título el pasado 18 de mayo en Chongqing (China) al destronar a su compatriota Tan Zhongyi por 5,5 a 4,5 puntos.
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