ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Columnas sin fuste por hughes

Tenis

Tenis
hughes el

Tiene algo de ritual, mucho de costumbre. Primero hay que quedar y hay que haber reservado pista. Decenas de parejas jugarán antes, decenas jugarán después, pero en ese instante la pista es vuestra. Los focos os alumbran.
Hay que ensayar con la raqueta, hay que estirar un poco y pensarlo un instante, tampoco mucho. ¿No es el tenis un poco maquinal?
Hay que sacar, por turnos alternos, y responder al saque, y hay que correr con ilusión a cada pelota aunque pases más tiempo haciendo de recogepelotas que de tenista. Los golpes serán considerados, con una medida mezcla de energía y complejidad: la otra persona tiene que poder darle a la pelota y a la vez debe suponerle un reto. No es divertido si te lo ponen demasiado fácil.
El otro es tu rival, pero la velocidad de la pelota es cosa de los dos.
Seguramente los golpes no serán memorables (apenas una volea que te parecerá colosal) y el intercambio no durará mucho, pero no importará mientras se vuelva a iniciar con saludable optimismo cada punto.
Jugando al tenis, a ese nivel, hay siempre un instante en que uno cree parecer un lord inglés, y muchos otros en que da auténtica pena mirarlo, pero ¿qué importa si la otra persona sigue viendo enfrente a un rival?
Todo estará bien mientras alguien haga el esfuerzo de devolver la pelota. No importa la altura, la velocidad, o el engorroso obstáculo de la red, siempre que la pelota vaya de un lado al otro con la mecánica de un columpio o de un metrónomo.
Hay partidos de tenis que durarán días y otros que durarán muy poco. Siempre hay alguien dispuesto a ser Boris Becker y terminar el juego con inapelables servicios y hay que ser muy especial para querer jugar con un rival así.
En otras ocasiones, las réplicas serán perfectas y el partido inacabable, sostenido como si el objetivo no fuera vencer sino durar. En partidos así, serán dos jugando contra la red.

La mayoría de esas partidas de tenis no suelen tener público. Son cosa de dos. Un acuerdo, unas reglas pactadas, un común sentido del esfuerzo. Y no es necesario árbitro, uno sabe que si no corrió a por todas las pelotas no se puede quejar. No tiene derecho a protestar porque el juego se deshace en el momento en que alguien deja de intentarlo.
El matrimonio de Sarah (Tina Fey) y Dennis (John Slattery) es una de las maravillas de “Modern Love”, un amor algo abollado que decide convertirse en una interminable partida de tenis que se hace trivial y lejana y luego eterna.

actualidad
hughes el

Entradas más recientes