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Castizos, pero no mucho

Castizos, pero no mucho
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En el muy comentado anuncio de Cruzcampo, tan importante como el “deepfake” y sus repercusiones es que haya sido Lola Flores la elegida y que su mensaje dirigido a los jóvenes desde el Más Allá consistiera en “cuida tu acento”.
No es casualidad. Se da mucho en empresas de alimentación. Son habituales las referencias a “lo nuestro”, nuestras costumbres e idiosincrasia en las marcas de embutidos. También en los aceites. Ahí está la reciente campaña con Coronado caminando entre olivos (ahí sí dicen España, por cierto).

Se suspende aquí el mensaje cosmopolita. Hay algo en lo que sí podemos mirar hacia nosotros, al menos moderadamente. Hasta el Gobierno lanzó hace poco una campaña institucional, “El país más rico del mundo”, en la que el chef José Andrés (qué bueno es) le hablaba al mundo con orgullo de nuestros mejillones y nuestros aceites. España, como dirían los cocineros, tiene “buen producto”. Se puede sacar pecho al menos en eso. Seremos “plurinación”, pero para algunas cosas sí somos nación, o al menos gastronación.

No son solo los anuncios. Los jóvenes artistas picotean en la tradición. Rosalía (tra, tra) es un modelo. Local, pero globalmente apreciada, como el queso de un valle, que diría Auden. En los últimos vídeos de C. Tangana salen señores de puro en boca junto a modernas del perreo, la España rural de los cementerios y monjas que van en Segway. La mezcla es un poco azarosa, pero queda claro que lo de aquí ya es señal de estilo. Lo español-profundo aparece como rasgo de autenticidad. El director artístico de esos vídeos, el creativo Bacana, lo explicó hace poco: “Hay que reinterpretar lo castizo olvidando lo político”. Español, pero moderno. Español hasta cierto punto.

Este controlado revival de lo castizo tampoco es nuevo. Estaba en La Movida, o en Bigas Luna (el toro), y en cierto indie acusado de tontipop. Ahora la música y la publicidad, y hasta el gobierno publicitan una españolidad icónica y moderadamente folclórica, a lo Rosalía, como un ramalazo, un deje o un guiño que se permite solo a condición de que sea muy moderno. También es un “compra español” camuflado, tolerable.

Mientras se “federaliza” España, se cuestiona su unidad y se impide el aprendizaje de su lengua, los modernos toman sol y sombra.

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