hughes el 03 ene, 2014 Ya se ha comentado el sucedido de Kiko Rivera con sus dos leones, o leoncitos. A mí esto me ha recordado un par de cosas. Una es el nombre Leónidas, que es un nombre maravilloso totalmente en desuso y que yo valoro seriamente para mi primer vástago (Leónidas Hughes), pero además he recordado un antecedente, pues ya Jesulín aportó al mundo taurino, o aproximadamente taurino, la novedad de la fiera sin cuernos con su entrañable mascota Currupipi, que era un tigre que tenía en su finca y al que yo no sé si alguna vez no echó carne de paparazzi. Esto de trascender del toro y saltar al león o al tigre me parece una genialidad macha, pero yo estoy más cerca de otro estilo. Si yo fuera torero o millonario, pero sobre todo torero, pues los toreros siempre sueñan con la finca, la finca llena de naturaleza y la mujer encadenada a un olivo, pariendo o rezando, lo que yo haría en respuesta a estos alardes sería no sólo no tener fieras, ni toros siquiera, sino llenar la finca de gatitos. Llenar Ambiciones o La Cantora de gatitos, manadas de gatitos (¿Se dice manada? ¿Lo admite el gato, animal individualista?). Luego iría a caballo recorriendo la propiedad en plan latifundista, con esos pantalones de cuero que llevan los participantes de rodeos echando aquí y allá latás de friskas a los centenares de gatos. ¡Gatitos y olivares y mucho terreno para ir a caballo! No imagino ya fincas con gatitos, sino dehesas enteras con felinos, llenas de miaus y embestidas bartlebys, de gatos dando media vuelta cuando yo me pusiese en plan torero capote en mano. Fincas sin peligro, sin fieras ni rugidos. Fincas sin asomo genético de bravura. Sí, me asusta el concepto, pero a la vez me fascina: ganadero gatuno, en las capeas del misterio y la indiferencia. actualidad Comentarios hughes el 03 ene, 2014