Estos días vivimos un intenso debate a cuenta de las declaraciones de los diseñadores de Dolce & Gabanna y su opinan sobre el derecho de los gays a tener hijos. Si hubiesen hablado de adopciones, no estaría escribiendo esto. Creo que cualquier familia que sea idónea para adoptar es mejor opción que un orfanato. Sin tener en cuenta si son homoparentales o no.
Pero estos diseñadores han hablado de vientres de alquiler. Y ahí sí que tengo una opinión. Antes, hace años, pensaba que sí, que era algo bonito. Ahora no. Ahora pienso que es una práctica nada beneficiosa para el bebé y para la madre que lo ha parido.
Si en este blog me he posicionado tantas y tantas veces a favor de la NO SEPARACIÓN de la madre del recién nacido (ni siquiera para lavarlo) no puedo estar, a la vez, a favor de los vientres de alquiler. Y perdón porque algunos se sentirán ofendidos por decir esto en lugar de gestación subrogada, precioso eufemismo para designar lo que de verdad es: pagar a una mujer para que geste un hijo que te vas a quedar. También digo enanitos en lugar de seres con crecimiento desigual. Y también digo sordo en lugar de hipoacúsico o ciego en lugar de invidente. Es que tanta corrección, me ha superado. Pido mil disculpas por ello de antemano.
Antes de entrar en materia quisiera dejar unos puntos claros sobre mi manera de pensar para no dar lugar a equívocos:
-Yo no soy homófoba. Creo que los gays tienen idénticos derechos a la hora de formar una familia. Y esto incluye, por supuesto, las adopciones.
-Idéntico rechazo me provoca la maternidad subrogada si la encarga una pareja de homosexuales que de heterosexuales.
-Me ha parecido una falta de respeto enorme llamar a los niños de vientre de alquiler, niños sintéticos. Los niños, justamente los niños, son los únicos inocentes en todo esto. Nadie debería decir nada desagradable de ellos. Son inocentes y nacen con una increíble capacidad para amar y ser amados. Todos.
-Por supuesto un niño siempre estará mejor en una familia que los quiera que en un orfanato.
A mí lo que de verdad me aterra de todo esto es el vientre de alquiler, la maternidad subrogada es lo que rodea a esto: pagar por tener un hijo. Esto es una opinión basada en la ética y cada uno tiene la suya. Asumo, pues, las críticas.
Pero es que también hay algo que no podemos obviar: la biología. Y aquí, esta ciencia, tiene muchas cosas qué decir y algunas de ellas son incompatibles con esta práctica. ¿Cuáles?
Con respecto al bebé, todo lo que la neurociencia dice qué sucede en sus cerebro nada más nacer y las específicas condiciones que deben darse para que las conexiones neuronales se ajusten de manera correcta: es el pecho de la madre. De la madre que lo parió. Que es la única persona que el recién nacido reconoce como una extensión de sí mismo (que, por cierto, dura hasta los 2 años pero ese es otro tema).
Es curioso cómo se obvian los derechos de los bebés. Pero los tienen.
-A no ser separados de sus madres
Con respecto a la madre que gesta (que puede ser, o no, la biológica para rizar más el rizo) Al ser adulta es de suponer que acepta voluntariamente. Pero es de suponer. Imagino que en países como USA, sí. Pero no las tengo todas conmigo en lugares como la India donde la desesperación, pobreza, misera, incultura, hace estas cosas. Y, desde luego, no lo justifico. Y, sobra decir que soy incapaz, desde la ética, de ni siquiera imaginar, quedarme embarazada para vender después a ese bebé al que jamás volveré a ver. La ciencia al servicio de los deseos de humanos que compran lo que la naturaleza les ha negado.
Lo que sí que no tengo nada claro, y eso forma parte del futuro, es qué va a pasar con respecto a esas madres. Como tampoco sabemos cómo serán estos hijos de gestaciones subrrogadas en un futuro. No sabemos qué cuentas pedirán. Eso nadie lo sabe.
El caso es que, como siempre que hay niños de por medio, la realidad es que sus derechos son pisoteados. Y nadie, o apenas nadie, lo menciona. He visitado páginas que “ayudan” (otro eufemismo porque cobran por sus servicios, luego no ayudan, trabajan) a padres a encontrar a esos hijos. Y no veo ni rastro de literatura científica que advierta de lo que reputados médicos, como Michel Odent o Nils Bergman han concluido después de décadas de estudios trayendo bebés a este mundo. ¿No los conocen o es que no les interesa conocerlos? No me queda claro, la verdad. Francamente, estoy al 100% convencida de que esos padres van a querer y a cuidar a sus hijos maravillosamente bien porque en ellos suele existir un deseo de años reprimido por ser, por fin padres. Ésa no es la cuestión de la que hablo. ¿Serán buenos padres? Segurísimo. La cuestión es que se obvia la parte más importante que es la biológica. Al menos en los primeros meses de vida. Luego, es verdad, influye muchísimo la parte cultural aunque la biológica no desaparece. Está ahí, latente y en silencio.
Como no sabemos qué pasará con esta generación hasta que crezca, ¿quién nos puede aportar datos sobre esto? Obviamente los niños, hoy adultos, que en su día fueron adoptados y que, a diferencia de estos, ya habían nacido. Especial mención aparte merecen los que, como en el vientre de alquiler, sus padres adoptivos pagaron por tenerlos a su lado.
Es curioso cómo hay un mecanismo común en todos ellos: buscan a su madre. Curiosamente, apenas les interesa el padre. Esto es una faena desde el punto de vista de la igualdad pero la biología se empeña en ir a su aire y le importa un riau lo que esté o no esté de moda. El run run de las cabezas de los adoptados, tal y como lo señala Nancy Weber en su libro, La huella primal, tiene que ver con la madre que te gestó, no con quién puso el esperma. Es algo que sorprende y llama la atención a partes iguales. ¿Es injusto? Bueno, desde la igualdad, lo es. Pero a ver a qué ministerio puede ir usted a reclamar.
-Derecho a saber cómo has nacido. Es importante saber cómo naciste y creo, sinceramente que sí importa cómo viniste al mundo y por qué. Negarlo es negar buena parte de nuestra esencia como humanos.
María Berrozpe es una doctora en biología, para mi desesperación siempre científicamente correcta. Y digo para mi desesperación porque a veces busco su aprobación en una opinión y me contesta que no hay datos suficientes para hacer afirmaciones semejantes. Sin embargo en este tema sí los tiene. Y sí hablo de ello hace ya 3 años en su blog Reeducando a una mamá
Aunque primero se hace imprescindible que vean ustedes este vídeo:
Dice la doctora Berrozpe:
“Las palabras de Nils Bergman (lo peor que le puede pasar a un recién nacido es que lo separen de su madre) me vienen a la mente cada vez que oigo hablar de “vientres de alquiler” y “maternidad subrogada. Conceptos que en la mayoría de los casos (salvo contadísimas y altruistas excepciones) considero ejemplos de violencia obstétrica extrema basados en la explotación de los cuerpos de mujeres en situación de dificultad económica. En la India, por ejemplo, los datos de la madre que gesta el bebé no quedan recogidos en ningún lugar. En las páginas de maternidad subrogada además se publicitan los “genes caucasianos”. Con frecuencia el parto se programa o se realiza la cesárea en la fecha de conveniencia para los futuros “padres”. Y sí, como psiquiatra infantil me sigo preguntando (como ya comenté en el post anterior sobre Memoria y violencia obstétrica) ¿qué huella quedará en estos bebés que ni siquiera podrán saber quien fue la mujer que les gestó? “