Mi marido se crió entre perros. No se confundan, no es que haya crecido tal Mowgli. Es que a sus padres les gustaban (y les sigue gustando) tener perros en casa. El caso es que el señor esposo mÃo se conoce al dedillo el comportamiento de los perros. Y siempre dice que los niños hasta más o menos los tres años se comportan como los perros.
La primera vez que lo oà decir eso comparando a doña Tecla con un can casi le atizo con el rodillo en la cabeza pero poco a poco me ha ido convenciendo de que, efectivamente, no serán iguales pero se parecen mucho. Y para que vean que no se me va demasiado la cabeza ahà les pongo varios ejemplos. Luego ustedes me dicen si sus “cachorros” hacen esto o es que mi hija, efectivamente, en otra vida fue perro.
- Cuando los llamas, salen en dirección contraria
- Si te pones a correr detrás de ellos les entra la risa floja y se creen que estás jugando aunque les estés evitando cruzar la m 30
- Esconden las cosas debajo de los lugares más insospechados (los perros tienden a esconder los huesos, los niños, sus juguetes, es decir, ambos esconden sus posesiones más preciadas)
- Sólo quieren jugar. A todas horas, siempre
- No entienden la palabra “espera”
- Lo que más les gusta es que los cojas y les hagas cosquillas
- Tú eres su máxima referencia y modelo pase lo que pase
Y podrÃa poner más pero ahora no me vienen a la cabeza. No quiero yo ofender a nadie con esto, simplemente es que debe de ser cierto y seguro que algún estudio lo corroborará. Al tiempo. Y me he decidido a escribir este post porque estoy entre bastante cabreada y mucho porque ayer, Doña Tecla, decidió, vaya usted a saber el motivo, que querÃa esconder el mando de la tele. Y casi 24 horas más tarde seguimos sin encontrarlo. Ella es consciente de que sÃ, de que lo ha escondido pero no puede recordar dónde. Asà que hemos vuelto a los setenta y para cambiar de canal tenemos que levantar el culo y hacerlo de manera manual.
Puedes seguirme en twitter y en facebook
Sin categorÃa