Las dos próximas semanas me esperan, salvo imprevistos, muchas y muy interesantes experiencias gastronómicas que les iré contando puntualmente en este blog: lunes, cena en LA ONTINA, de Zaragoza; jueves, comida en ADOLFO, de Toledo, y cena en EL BOHÍO; sábado, cena en CALIMA, de Marbella; lunes, almuerzo en LA SOLANA, de Gijón; viernes siguiente, la esperada cena en EL BULLI, y el sábado, almuerzo en EL CELLER DE CAN ROCA. Mas alguna que otra improvisación aprovechando los viajes.
Pero no quería hoy ponerles los dientes largos ni que se preocupen por mi salud. En realidad iba a hablarles de un tema propuesto días pasados por algunos blogueros: la tortilla de patatas. Un plato emblemático, que todo el mundo prepara aunque son pocos los que alcanzan niveles de excelencia. Buenos huevos de gallina de corral, patatas de calidad y un buen aceite de oliva. Así de simple. Y que quede jugosa, no excesivamente cuajada, poco grasienta, con el grosor adecuado… Si debe o no llevar cebolla es motivo para otra discusión.
Cada uno tendrá sus favoritas así que yo me limito a citar algunos nombres. Para mí, las mejores son las gallegas, más concretamente las de La Coruña, tal vez por la calidad de las patatas de esta zona. Por ejemplo las del MESÓN O’BO, o las de BOTANITA, o las de EL MANJAR, o las de LA CASILLA, ya en Betanzos, que son espectaculares. En Navarra suelen hacerlas muy buenas. Recuerdo, por ejemplo, la de LA NAVARRA, en Pamplona. De Madrid me quedo con las que hace Lorenzo García en TÁMARA CASA LORENZO, que hay que encargar al hacer la reserva, pura crema de tortilla. Imprescindibles también las del modesto bar SYLKAR, en la calle Espronceda. Y, más recientes, las de LAS TORTILLAS DE GABINO, de las que hemos hablado en este blog. Y las que hacen en SACHA. Hay, claro, muchos más sitios: TAHITÍ en Logroño, LA ENCINA, en Palencia, CASABLANCA, en Sevilla… No quiero alargar este post. Seguro que entre todos podemos hacer una lista de imprescindibles en toda España (y aquí no vale citar, como ocurrió con las torrijas, las de las madres, que ya se da por descontado que las hacen de maravilla).
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