Ya sé que me pongo un poco pesado con Asturias, pero los habituales del blog saben que es mi debilidad. Como adelanté en el penúltimo post, el viernes pasado, en un viaje relámpago, paré a comer en L’ALEZNA, el restaurante que Pedro Martino tiene en un precioso paraje de las afueras de Oviedo, galardonado con una estrella Michelin. Desde los grandes ventanales de su pequeño comedor, dominando el valle del Nalón, encima mismo del río, disfruté de una comida muy interesante. Pedro forma parte de la nueva generación de cocineros asturianos que han tomado el relevo de pioneros como Pedro Morán (CASA GERARDO), Paco Ron (TABERNA DE VIAVÉLEZ, ya cerrada), José Antonio Campoviejo (EL CORRAL DEL INDIANO, en Arriondas) o Luis Alberto Martínez (CASA FERMÍN). Ahora, junto a Pedro, Marcos Morán (CASA GERARDO, es el hijo de Pedro), Javier Loya (REAL BALNEARIO DE SALINAS), Gonzalo Pañeda (LA SOLANA), Koldo Miranda (KOLDO MIRANDA)… son el presente y el futuro de una cocina que no me canso de repetir que está entre las grandes de España.
Pedro Martino pasó una época de indefinición pero ha vuelto a asentarse en una cocina sólida de raíces asturianas apoyada en su excelente técnica. Les cuento el menú, que es el que se ofrece en la carta: de aperitivo, un vasito de estupenda crema de pote asturiano; oricio (erizo) con crema de manzana (espectacular); ensalada de temporada con setas de roble escabechadas (mezcla sutil y delicada de diferentes verduras y hortalizas); capuchino de lentejas y foie con anguila en tempura (lo que menos me gustó, grasa con grasa, un plato pesado a pesar de lo reducido de la ración); torta de arroz quemado con cigala (una versión del socarrat valenciano que estaba muy buena aunque un punto grasienta); lubina asada con calçot y reducción de naranja (espectacular también, pescado perfecto con un fino toque de naranja que no lo desvirtúa); papada de cerdo ibérico con jugo de frutos rojos y tirabeques (muy bien); de postre, leche montada con migas y té negro (bastante bien); pastel de zanahoria con compota de naranja y helado de requesón (postre complejo pero bien resuelto). El precio de este menú es de 47 euros, con un Pétalos del Bierzo pagué poco más de 60 euros (desgraciadamente comí solo).
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