Me voy a poner un poco “trascendental” y “moralista” aunque esto sea un blog sobre tecnología, también lo es para expresar mi opinión más personal.
Hace un par de semanas compré un mando Impulse en Thinkgeek.com, un mando diminuto que se conecta mediante bluetooth al teléfono móvil o la tableta, un poco cansado de jugar con los controles en pantalla sin relieve en la tableta.
El caso es que el mando no me duró ni un solo día, en la primera carga se rompió la soldadura del conector miniusb, quedando totalmente inservible. En cuanto se agotase la poca carga que tenía ya no iba poder volver usarlo. Me conecté al chat del servicio de atención al cliente de Thinkgeek, y después de explicarles mi problema y una disculpa, me dijeron que me enviaban otro sin ningún tipo de coste. No me pidieron que devolviera el mando defectuoso, ni justificara absolutamente nada, al día siguiente tenía uno nuevo en la oficina. El que estaba estropeado fue directamente a la basura.
Todo esto me hizo pensar cómo podría haber engañado fácilmente a Thinkgeek, sólo para conseguir otro mando gratis. Este política de atención al cliente denota una confianza absoluta en la palabra de sus clientes, por lo que, probablemente, no se pueda aplicar en cualquier lugar o país.
¿Os imagináis un servicio al cliente así en España?
Aproveché mi siguiente reunión de españoles en San Francisco para contarles mi experiencia de cómo me había sorprendido Thinkgeek con un nuevo mando y ninguna pregunta. Y aquí es cuando llega la picaresca española, muchos de ellos, aprovechando que varias webs de ecommerce siguen la misma política, declaraban constantemente que lo que les llegaba estaba estropeado para obtener otra unidad gratis.
Está claro que la sociedad americana no actúa igual, ya que en el caso de a que así fuera este sistema no se podría sostener de ninguna manera. Cualquier portal de venta online entraría en pérdidas rápidamente, si mucha gente “abusase” de su confianza.
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