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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

En la boca del lobo

La compasión por la singularidad del sufrimiento que cada individuo puede llegar a poseer, lo salva del hecho de caer en el olvido

En la boca del lobo
Pablo Delgado el

El proceso de la memoria en el ser humano, permite que esa función que tiene el cerebro, le permita codificar, almacenar, procesar, y por tanto, recuperar la información de un pasado experimentado por el individuo. Por lo que la memoria, posibilita retener esas experiencias pasadas y, según el tipo de alcance en el tiempo, se clasifican en: memoria a corto plazo, memoria a mediano plazo y memoria a largo plazo.

Esa memoria, entre otras cosas, nos activa los recuerdos. Imágenes del pasado que se archivan en la memoria y que nos sirven para traer al presente algo o a alguien del pasado. Se definen también como una reproducción de algo anteriormente aprendido o vivido, por lo que están vinculados directamente con la experiencia. Una experiencia que según cómo se ha vivido, puede guardar en el ser humano esos recuerdos gratos o de carácter catastrófico, y por tanto han dejado una huella dolosa e imborrable.

La memoria es imprescindible para recordar también esos hechos que han ocurrido a nivel colectivo y que no deben caer en el olvido. El estudio de la Historia es crucial para conocer hechos como son las guerras. Sucesos que por mucho que han pasado, parece que el ser humano no es capaz de erradicar.

Las historias de las guerra han servido -y lo siguen haciendo- para dar testimonio y voz, ya sea real o de ficción, a unos acontecimientos que en muchos casos carecen de una conclusión definitiva. La Ilíada, por ejemplo, termina con el entierro de Héctor, pero después de la última línea sabemos que los vencedores y las víctimas continuarán contando la saga en infinitas variaciones, desde los días de Héctor hasta nuestros propios tiempos. En esencia, cada guerra puede llegar a copiar un argumento de una guerra como la de Troya.

Más cerca de nuestro siglo, la Segunda Guerra Mundial todavía proporciona material para lo que pueden ser los últimos capítulos de aquellos que fueron testigos directos y que sufrieron en su propia persona el yugo de lo que pretendía ser un imperio conquistador, con suerte de bárbaros y edades oscuras que proporcionaron los nazis.

Trayendo consigo buenas intenciones, ambición y una nueva calidad de sufrimiento, el prolífico autor de libros juveniles, con los que ha ganado numerosos premios, Michael Morpurgo (St Albans, Inglaterra, 1943) cuenta con una prosa emocional en su obra «En la boca del lobo» (Siruela), las experiencias de sus tíos durante la Segunda Guerra Mundial. Con un comienzo en el que la memoria de su protagonista, Francis (uno de su tíos) comienza a trabajar en el día de su cumpleaños, recordando a aquellos que no están y que le ayudaron a ser alguien. A ser una persona, que en un principio era antibelicista, y cómo la guerra llegó a cambiarle para siempre al seguir los pasos de su hermano Pieter, ya que éste sí creía en hacer la guerra, pero no corrió la misma suerte que Francis.

Eligieron caminos diferentes: Pieter se alista para combatir mientras Francis, pacifista, rehúsa tomar las armas y se convierte en maestro de escuela. Un ferviente objetor de conciencia. Lo que ocurre a partir del momento en que Francis recibe la trágica noticia de la muerte de su hermano con solo 21 años en la RAF, sintió que no podía seguir viviendo al margen de una realidad cruel e injusta, por lo que se alistó y así cambiará su vida para siempre y la arrojara directa a la boca del lobo. La guerra.

El texto está acompañado por las grandilocuentes ilustraciones en blanco y negro de Barroux que encajan perfectamente, agregando un elemento más suave a la narración, lo que de otra manera es una historia intensa y emocional para acercar a los lectores jóvenes -y no tan jóvenes- a un relato estremecedor sobre la supervivencia en un conflicto armado. Lo que evita, además, el trazo de Barroux es que estos personajes se conviertan en caricaturas en la comprensión sensible que transmite Morpurgo sobre el horror de la guerra, y su sabia compasión por la singularidad de cada uno de sus sufrimientos individuales.

Como ya deberíamos haber aprendido, nunca hay liberación sin destrucción y Morpurgo comparte lo que su tío tenía en sus recuerdos, siendo una novela personal del maestro de cuentos infantiles, que además guarda ese halo de misterio e intriga, ya que Francis se alistó como agente secreto y se realatan los acontecimientos que tuvo que sufrir durante la contienda.

Un placer de lectura en donde poder experimentar la pieza más pequeña de la vida de un Francis que claramente marcó una gran diferencia durante la guerra y ha generado un legado del que estoy seguro que las generaciones posteriores estarían orgullosas.

«En la boca del lobo» // Michael Morpurgo / Ilustrado por Barroux // Traducido por Julio Hermoso // Siruela // 2019 // 15,95 euros

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