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Blogs Escuela de padres con talento por Óscar González

Para educar, no cargues con el peso de la culpa

Para educar, no cargues con el peso de la culpa
Óscar González el
¿Y qué hacemos con la culpa? Se trata de una emoción que experimentamos de manera intensa cuando somos padres. Pocas emociones pueden resultar tan tóxicas y destructivas como la culpa. Considero que es fruto de esa perfección a la que se nos empuja desde la sociedad tan exigente en la que vivimos: tenemos que ser unos profesionales excelentes y, cómo no, también unos padres excelentes. Parece que tenemos que hacerlo todo bien y sin equivocarnos. Pues no. Debemos relajarnos y asumir que vamos a hacerlo lo mejor posible con nuestros aciertos pero también con errores. De eso se trata, de mejorar y crecer.
Y esto lo vivimos desde la llegada de nuestros hijos al mundo. Los miedos y preocupaciones que he señalado en los apartados anteriores nos llevan a pensar que no lo estamos haciendo bien y a cargar con una culpa excesiva que nos impide educar con calma y nos genera ansiedad. Y sobre todo no nos permite disfrutar del día a día en la educación de nuestros hijos. La culpa hunde y no permite avanzar.
En algunos casos es tan grande este sentimiento de culpa que llegamos a decirnos a nosotros mismos: “Yo no valgo para esto” o “Yo no sé educar a mis hijos”. ¿No te ha pasado nunca? A mí sí, y no por eso eres peor padre o madre. Al contrario, si te vieras desde los ojos de tus hijos te darías cuenta de que lo mejor para ellos eres TÚ.
YO TAMBIÉN ERA EL PADRE PERFECTO
HASTA QUE FUI PADRE
Cuando llega nuestro hijo al mundo, recibimos un bombardeo de consejos por parte de nuestro entorno cercano (la gran mayoría de ellos bienintencionados) que pretendemos asimilar, gestionar y que sin darnos cuenta van calando y nos conducen a vivir con un sentimiento de culpa que es absolutamente innecesario. Y no solo estos consejos de nuestro entorno hacen que nos sintamos así sino determinados mensajes que se transmiten a través de las redes sociales, revistas, blogs, etc. que no ayudan en nada a las madres y los padres en su proceso de crianza. Es más generan dudas, inseguridades y mucho sentimiento de culpa.
Recientemente vi una publicación en Instagram con motivo de la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna que suscitó numerosas críticas y comentarios ya que los que comentaban la publicación consideraban que con la misma se estaba juzgando, señalando e incluso culpabilizando a aquellas madres que no estaban dando el pecho a sus hijos. Creo que es importante respetar las decisiones que toman los padres y no añadir más culpa. Esto no ayuda en nada y lo único que conseguimos es aumentar sus miedos e inseguridades. Por eso la clave está en algo que considero esencial: el respeto. 
Por tanto, sigue tu brújula interior, mantén tu independencia ante el juicio y la opinión de los demás y consigue la aprobación más importante: la tuya. Esta variación de una fábula de Esopo lo explica muy bien:
Había un hombre sabio cuyo hijo no se atrevía a abandonar su casa porque tenía miedo de que le consideraran una mala persona. El padre le dijo que no tenía que preocuparse tanto por lo que pensaban los demás y que tenía que escuchar su corazón y su mente. Para que lo entendiera, el padre le pidió la hijo que en los próximos días le acompañara en sus viajes al mercado.
El primer día, el padre montó el burro y el hijo caminó a su lado. Por el camino, los paseantes criticaron al padre por hacer que un niño pequeño caminara con el calor que hacía.
El segundo día, el hijo montó el burro y el padre caminó a su lado. Esta vez, los paseantes comentaron la falta de respeto del hijo por permitir que un hombre mayor caminara mientras él viajaba cómodamente.
El tercer día entraron en el mercado caminando ambos junto al burro. La gente hacía comentarios sobre lo estúpidos que eran: “¿No saben que los burros se han hecho para montarlos?”.
Al día siguiente, tanto el hijo como el padre montaron en el burro, y la gente expresó su indignación por su crueldad al obligar al animal a cargar con tanto peso.
El quinto día cargaron el burro a la espalda. Todo el mercado se rio y les ridiculizó.
El hombre sabio se dirigió entonces a su hijo y le dijo: “Ya lo ves. Hagas lo que hagas, siempre habrá gente que lo desaprobará. Por lo tanto, no te preocupes por la opinión de los demás y haz lo que creas que es justo y correcto.
Y eso es justo lo que te pido a ti:
NO TE ENFOQUES TANTO EN LA OPINIÓN Y EL JUICIO DE LOS DEMÁS Y HAZ LO QUE CREAS QUE ES JUSTO Y CORRECTO
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Óscar González el

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