No se si toros de ayer, los victorinos del viernes en Las Ventas trajeron aires de otros tiempos. Un corridón de toros del XIX, emoción a raudales, miedo, y la tila por las nubes. Para su análisis, quizá lo mejor sea el balance: seis toros, seis ovaciones. Para los toreros, que no fueron los del ayer, todo el respeto y mas. Uceda Leal, pitos y pitos. Antonio Ferrera, palmas y pitos después de lucir como nadie al segundo y lidiar sobre las piernas al quinto, y Alberto Aguilar, ovacionado por su gran pundonor.
Tres toreros de hoy, seis toros de ayer, de hoy y de siempre, pero seis toros con carbón en las entrañas.
Victorino Martín quiso, sin duda, depurar el mal trago del año pasado por las excesivas concesiones a la encerrona de Talavente. Ayer, la tarde olía a cloroformo y se confirmó con la pena de la tremenda cogida que sufrió el bueno de Manolo Rubio. Aquel quinto toro vendió cara su vida.