Ángel González Abad el 14 abr, 2010 En un momento tan delicado para la Fiesta, cuando todo el entramado antitaurino ha puesto en pie de guerra a su militancia aprovechando el debate abolicionista de Cataluña, es de especial importancia ofrecer un espectáculo dentro de los parámetros de la pureza y la integridad. De nada sirve llenarse la boca con el apoyo a la Fiesta, reivindicar todo la fuerza social, cultural y económica de los Toros, si finalmente el espectáculo que se ofrece a los aficionados está carente de unos mínimos. Es la hora de asumir responsabilidades al organizar un espectáculo. De nada sirve lamentarse por el ataque que sufre la Fiesta si no se ofrece dignidad. Que la Fiesta sea Fiesta en cada corrida de toros es responsabilidad de la empresa que la organiza, del ganadero que envía un determinado lote de toros y de los toreros, más si éstos ocupan los primeros lugares del escalafón. En resumen, que los toros deben ser toros, los que correspondan a cada categoría de la plaza. No se trata que en todas las plazas salga el toro de Las Ventas o de Bilbao, no es eso, pero tan negativo es el ataque que sufrimos por parte de los antitaurinos como que en corridas de toros en las que se anuncian los nombres más sonoros salgan por chiqueros animalillos sin presencia, sin pitones, y además sin casta, sin poder y sin bravura. El ejemplo de lo que no debe ser lo podemos encontrar el pasado domingo en la plaza alcarreña de Brihuega. Cartel de “No hay billetes”. Ponce, Morante y Cayetano. Gran expectación, el pueblo viviendo la fiesta intesamente…, y después una impresentable corrida de La Palmosilla. Se cortaron muchas orejas, vale; Ponce y Cayetano a hombros, vale; pero no es eso. Al final esa excesiva comodidad se volverá en contra. Que alguién piense en ello. Toros Comentarios Ángel González Abad el 14 abr, 2010