Yo no concedo importancia al tamaño ni a la edad de los toros, sino al nervio y a la casta o, lo que es lo mismo, al arte de tirar cornadas. Y, desde luego, a la cabeza. La diferencia mayor entre el toro antiguo y el de hoy es la disminución del nervio y del temperamento. Palabras de Juan Belmonte en la década de los cuarenta.