Carmen de Carlos el 12 mar, 2013 Buenos Aires. Carmen DE CARLOS En las más de doscientas islas, islotes y peñones que forman Las Malvinas, tres isleños votaron “No”. Lo hicieron en un referéndum de pregunta única donde debían pronunciarse sobre su deseo de seguir siendo británicos. La consulta no tiene validez legal para la ONU, tampoco para el gobierno argentino ni para la totalidad de los países latinoamericanos que apoyan, al menos sobre el papel de las Cumbres y otros foros, las demandas de soberanía de Argentina. Dicho esto, el voto no puede considerarse papel mojado. Ni aquí ni en ninguna parte del mundo. La población en pleno, con la excepción de los tres, ha dicho que quiere quedarse como está y está así desde hace doscientos años largos. Los reportajes audiovisuales de los medios de comunicación argentinos que mandaron a sus enviados especiales a cubrir la noticia, ilustraron el mapa sociocultural de las islas. Salvo excepción, los entrevistados hablaban ingles, lo hacían con acento inglés y se vestían como lo hacen los ingleses de la campiña británica. Parecían ingleses porque son y se sienten ingleses. La picardía, por no decir provocación de David Cameron al impulsar el referéndum, le sirvió en bandeja al Primer ministro británico su declaración de hace unas horas, “los isleños son británicos hasta la médula”. Lo eran antes de que Argentina perdiera la guerra (1982) y con su derrota, enterrara las esperanzas de recuperar por la fuerza un territorio que puede reclamar, como también podría –y quizás con más razón- Uruguay o hasta España. Aquí surge –es inevitable- el asunto Gibraltar, entregado en 1713 a la Corona británica en el Tratado de Utrecht. Los “llanitos”, como llamamos en España despectivamente a los gibraltareños, tampoco quieren ser españoles y eso que dominan el idioma. Si les preguntaran su opinión en otro referendum, el resultado probablemente sería similar al de los “kelper” de Las Malvinas. Con suerte, podrían salir tres votos que dijeran lo contrario pero serían, como en el sur del Atlántico, una excepción. Ojalá fuera distinto a un lado y otro del océano pero, es lo que hay. Política Tags cameronfalklandskirchnermalvinasreferendum Comentarios Carmen de Carlos el 12 mar, 2013