Buenos Aires. Carmen De Carlos
Medio centenar de muertos, Miles de damnificados y evacuados. Las lluvias torrenciales en Buenos Aires dejan un saldo dramático. La Plata, capital de la provincia, está anegada. Las escenas son dramáticas y el pillaje intenta aprovecharse de la tragedia. Militares y Policía se despliegan por las zonas afectadas. El Gobernador, Daniel Scioli, reconoce que no hay “precedentes”. El jefe de Gobierno de la capital argentina, Mauricio Macri, advierte que “las lluvias han llegado para quedarse” y reconoce que las infraestructuras no son posibles por falta de crédito.
La Presidenta Cristina Fernández, declara que la vivienda de su madre también está afectada y encima tenía una gotera. “Se lo que es una inundación –garantiza- porque cuando era chica, tendría 13 años… Entró el agua en nuestra casa, de madrugada, en el momento que estás indefenso. No teníamos ni teléfono. Sacábamos y sacábamos agua…”. Sobre el terreno, la Presidenta añadió, “Tengo a mi vieja que vive en la misma casa, con un yerno presidente (Néstor Kirchner) y una hija presidenta. Y no tiene luz y agua, como cualquier vecino” (sic)
En diciembre la ciudad sufrió un temporal similar. Los vehículos “navegaban” en avenidas como la de Libertador y calles menores de diferentes barrios. Gente en piraguas, familias en tejados, coches empotrados sobre una torre... La escena se repite en diferentes zonas un año sí y otro también. Ahora le tocó a La Plata. Le volvió a tocar a Argentina. La crónica es la misma, cambian los nombres y las cifras. Ahora, por desgracia, los muertos van a superar el medio centenar.
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