Roberto Lavagna, ex ministro de Economía y candidato, presuntamente opositor, a la Presidencia de Argentina en las últimas elecciones, ha sellado una alianza con Néstor Kirchner para hacerse con el control del Partido Justicialista (PJ).
Su decisión ha desencadenado una catarata de críticas en todo el arco no oficialista. Para unos es un vendido mientras que para otros es fiel a la esencia del peronismo puro: todo vale con tal de arañar el poder.
La conducta de Lavagna, tremendamente crítico en la campaña de octubre con la gestión del matrimonio Kirchner, a la que perteneció en una primera etapa, ha levantado ampollas en la Unión Cívica Radical (UCR).
Uno de los más irritados ha sido Gerardo Morales, presidente de ese partido y compañero suyo de fórmula en las urnas. Ambos formaron una alianza pergeñada por los ex presidentes Raúl Alfonsín (radical) y Eduardo Duhalde (peronista), con el objetivo de evitar la sucesión de un Kirchner por otro Kirchner en la Casa Rosada.
Lavagna y Morales fracasaron en su intento pero lograron un digno tercer puesto respaldado por más de tres millones de votos (16,9 por ciento). CFK obtuvo el 45 por ciento con el Frente para la Victoria y Elisa Carrio el 23 por ciento con la Coalición Cívica de ex radicales, socialistas y peronistas desencantados de la Administración K. Todo, se mire como se mire, un cambalache.
Es lamentable y patético. Cayó en la trampa del sistema de cooptación de voluntades que él mismo había denostado. Hay una evidente traición a quienes lo votaron, lamentó esta mañana Morales sobre el acuerdo que llevará a Lavagna a convertirse en el vicepresidente del PJ y a Néstor Kirchner en su presidente.
Por su parte, Elisa Carrió, Lilita para amigos y enemigos, se declaró la única oposición real en Argentina -Macri está mudo- y advirtió: era absolutamente previsible () Es una estafa enorme para los que le votaron.
Previsor al aluvión de críticas, Lavagna, en diversas entrevistas, se defiende hoy: Fui candidato a una concertación con el programa que presenté en octubre de 2006. Después, si los radicales le quisieron dar un tono más opositor, es problema de ellos. ¿Les estará llamando tontos?.