El periodismo parece estar en peligro en España. A Cruz Morcillo y a Pablo Muñoz, dos sobresalientes periodistas de ABC, los amenazan con años de cárcel por el simple hecho de informar. Como casi siempre que se informa bien y se cuenta la verdad, sucede que a alguien incomoda. No deja de resultar preocupante que Cruz y Pablo, y por ende ABC, sean perseguidos y reprendidos por sacar a la luz actividades ilícitas. Para echarse a temblar. Al mismo tiempo, los iconos de la nueva política, Pablo Iglesias al frente, amenazan con las penas del infierno, de manera velada y en mal tono, a los medios de comunicación en general y, de forma directa, al colega Álvaro Carvajal, del diario El Mundo. Da la impresión de que, en la España que se hace llamar moderna, el periodismo vuelve a ser una profesión de riesgo. Podría disculparse como gajes del oficio, si no fuera porque los recientes episodios denotan cierta involución de la democracia en nuestro país. Sobre todo, cuando quienes atacan a la libertad de expresión son jueces y políticos.