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Blogs Cuentas conmigo por Yolanda Gómez

Nadie es profeta en su tierra

Yolanda Gómezel

Los grandes empresarios se han convertido en los principales embajadores de la marca España. Si hace unas semanas era Emilio Botín quien sorprendía con unas declaraciones lanzadas desde Nueva York sobre “el momento fantástico que está viviendo España”, y “el dinero que llega de todas partes”, ayer era el turno del presidente de Telefónica, César Alierta, que ya dentro de nuestras fronteras, desde Santiago, daba por acabada la crisis. Un mensaje con el que el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, también se identificaba y desde Bilbao destacaba el cambio de rumbo hacia positivo de la economía española.

Los mensajes tan optimistas de los grandes empresarios, los mismos que hace apenas un año suplicaban al presidente del Gobierno que pidiera el rescate al Banco Central Europeo (BCE) para poder financiarse más barato, contrastan con la prudencia de algunos miembros del Gobierno, especialmente del presidente Rajoy, que prefiere no lanzar las campanas al vuelo por lo que pudiera pasar y porque con seis millones de parados hablar de fin de la crisis casi parece un insulto para las empresas que todavía se están liquidando, como es el caso de Fagor, o los trabajadores que siguen perdiendo sus puestos de trabajo.

Lo que está claro es que nadie es profeta en su tierra y que el mensaje de Botín, Alierta o Galán, que sí ha calado entre los inversores internacionales, como demuestra el hecho de que en lo que va de año prácticamente se ha duplicado la inversión directa en nuestro país, en casa suena casi como música desafinada. Hasta al Gobierno afirmaciones tan contundentes le parecen excesivas. Y nadie más interesado que Rajoy y el PP en que la economía vaya bien. El presidente se agarra a la recuperación como un clavo ardiendo porque sabe que es la única oportunidad que tiene su partido de volver a ganar las elecciones. Y para que la recuperación llegue a los ciudadanos antes de 2015 hay que correr mucho.

Uno de los riesgos de dar la crisis por superada es que se puede empezar a poner freno a las reformas y los ajustes. ¿Cómo vas a explicar a los ciudadanos que tienen que seguir haciendo sacrificios si ya no hay crisis? Y los economistas lo tienen claro: se han hecho reformas, pero quedan muchas cosas por hacer y lo que no se ponga en marcha ya, como muy tarde a lo largo del próximo año, ya no se hará porque las elecciones están demasiado cerca. Estos argumentos podrían llevarnos a pensar que las cosas podrían estar incluso un poco mejor de lo que oficialmente se nos dice.

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