Comienza el curso y con él llega la hora de la verdad. En breve sabremos si el repunte del empleo y los ¿brotes verdes? que parecen vislumbrarse en algunos indicadores económicos son una realidad o un puro espejismo fruto del turismo y del periodo estival.
Lo cierto es que la situación no se presenta fácil. A las incertidumbres que ya se esperaban o que estaban sobre la mesa antes de comenzar el verano, como el sempiterno problema griego, o la inestabilidad política en Italia, se une ahora el miedo generado entre los inversores ante la posible guerra en Siria. Su impacto en los mercados será una piedra más en el difícil camino que España y los españoles estamos recorriendo para superar la mayor crisis que ha sufrido la economía española en casi un siglo.
Hay que ir con pies de plomo pero pasito a pasito el Ejecutivo debe seguir avanzando en las reformas que el país necesita sin distraerse en cuestiones que periodísticamente pueden tener mucho interés y mucho morbo, como es el tema Bárcenas y todo lo que conlleva, pero que a la economía y a la salida de la crisis le hacen un flaco favor. A diferencia de otros países, como Italia, la principal fortaleza de España es que tiene un Gobierno fuerte para poder seguir tomando medidas que nos permitan cerrar el enorme agujero del déficit público. Acabar con esa fortaleza, como pretenden algunos, sería muy perjudical para España. Que los tribunales hagan su trabajo, que quien haya delinquido lo pague, pero mientras, el Gobierno se debe dedicar a la labor que los españoles le encomendaron en las urnas en noviembre de 2011: sacar a España adelante.
Otros temas Yolanda Gómezel