Titulaba hace dos años mi último post de este blog “Ya era hora” y comentaba el comunicado que por fin habían hecho los bancos españoles, entre ellos los catalanes, en el que avisaban de que si había independencia se irían de Cataluña. Veinticuatro meses después, y tras un largo silencio, los bancos y las empresas catalanas empiezan a cumplir su amenaza, ante el abismo que se avecina. Y yo me hago eco de las palabras del en mi opinión brillante discurso de Josep Borrell ¿y lo dicen ahora?
Durante todos estos años muchos de estos empresarios han sido muy tibios con el independentismo, algunos incluso lo han apoyado y financiado, imagino que con la intención de conseguir para Cataluña más cesiones del Estado español, más inversión y mejor financiación. E imagino que esa era también la intención de los burgueses de Convergencia que claman ahora desesperados por una mediación. Es probable que pensaran que el Estado se rendiría en algún momento, como por cierto algunos pretenden todavía al abogar por negociar de tú a tú con quien está dando un golpe de estado, y por hacerles más cesiones de las que ya han conseguido. Pero el Gobierno catalán ha ido demasiado lejos empujado por unos peligrosos compañeros de viaje. Y esos que en principio iban de farol para amedrentar al adversario y volver a sacar tajada de la situación, se han encontrado con el muro de hormigón de Rajoy. En 2012 no pudo dar a Artur Mas el pacto fiscal que pedía, no se si por convicción o simplemente porque España estaba en quiebra y era técnicamente imposible; y ahora no puede ceder al chantaje de un gobierno regional que se ha convertido en delincuente al incumplir todas las leyes que podían incumplirse. El problema es cómo dan marcha atrás en el órdago que han lanzado y cuyas mentiras muchos catalanes de bien se han creído. La fuga de empresas, por mucho que los nacionalistas y sorprendentemente los dirigentes de Podemos se empeñen en minimizar es una tragedia para el independentismo y para la propia Cataluña. El cambio de sede social, si no hay independencia, es una mala noticia para Cataluña, si hay independencia es un desastre, se quedarían con buena parte de los ingresos que tenían presupuestados para ese mundo de yupi que se habían dibujado. Y después de las sedes sociales, si hubiera una Cataluña independiente, vendrían las fábricas y el paro y el empobrecimiento de una de las regiones más ricas de España. El que no quiera verlo es que está ciego.
Otros temas Yolanda Gómezel