Yolanda Gómez el 09 feb, 2011 Otra vez, y ya he perdido la cuenta de cuántas van, el presidente del Gobierno ha cedido a las presiones del ejecutivo catalán y ha abierto el grifo para que la Generalitat pueda emitir deuda, aunque sea para refinanciar los vencimientos. Y otra vez, ante la justificada ira del resto de las comunidades, el Gobierno se ha visto obligado a extender la fórmula del café para todos al resto de las autonomías. Hay quien dice que Zapatero no podía hacer otra cosa porque la mala situación de las arcas públicas catalanas fue obra del socialista José Montilla. Pero en mayo hay elecciones autonómicas y lo mismo que ha ocurrido en Cataluña puede suceder en otras muchas comunidades y eso no justifica cambiar las reglas del juego a mitad del partido. El problema es que hace menos de tres meses que el Gobierno, presionado por los mercados, por el Banco de España y por la Unión Europea, se decidió a endurecer los requisitos de endeudamiento de las comunidades. El problema es que el Gobierno ya ha aplicado estas exigencias a dos comunidades Castilla-La Mancha y Murcia, a las que ya ha prohibido endeudarse hasta que no presenten un plan para reducir el déficit y lo pongan en marcha. El problema es que, con toda la lógica del mundo, estas comunidades que ya han sufrido el látigo del Ejecutivo se sienten discriminadas. Y el problema es que el café para todos por el que finalmente se ha optado merma, una vez más, la credibilidad del país, y casa mal con el compromiso que hace tan solo unos días adquirió el Ejecutivo en Bruselas y ante la canciller Angela Merkel para imponer mayor control sobre el déficit autonómico. No hay que ser un lince para imaginar que probablemente con esta concesiones a Artur Mas, el Gobierno de Rodríguez Zapatero se garantiza el apoyo de CiU a la reforma de las pensiones, a la de las cajas y a la reforma laboral, lo que le permitiría terminar la legislatura sin demasiados apuros en el Parlamento. Pero cuidado con las cesiones. España está bajo vigilancia y el presidente no puede permitirse el lujo de aflojar ni un milímetro en sus políticas de ajuste, y esto incluye también a las comunidades autónomas. Veremos lo que dice la canciller y nuestros socios europeos de esta cesión al endeudamiento autonómico. Mucho me temo que no les va a hacer ninguna gracia. EconomÃa Comentarios Yolanda Gómez el 09 feb, 2011