Los Presupuestos para el próximo año son un claro reflejo de la situación de la economÃa española: una mezcla entre los sÃntomas y señales de una incipiente recuperación en las grandes cifras económicas, no exenta, eso sÃ, de riesgos de dentro y fuera de casa; y la realidad de unas cuentas con unos números rojos todavÃa elevadÃsimos que no dan margen para muchas alegrÃas ni siquiera en año electoral.
Las cuentas públicas de 2015 nada tienen que ver con aquel fatÃdico año 2012, en el que se recortaron pensiones, se subió el IRPF y el IVA, se quitó una paga a los funcionarios, y la inversión pública no daba ni para tapar los baches de las carreteras. Pero tampoco se parecen a las de otro año electoral, el 2008, en vÃsperas de la que serÃa la crisis económica más larga de la historia reciente de nuestro paÃs, se dio el cheque bebé, se rebajaron 400 euros a todos los ciudadanos, se recuperó la deducción por alquiler, se dispararon las inversiones en las comunidades autónomas… Unas medidas que en ese momento los ciudadanos aplaudimos, también en las urnas, pero cuyos efectos todavÃa estamos pagando.
Pese a la ligera mejorÃa de la economÃa, las administraciones públicas cerrarán este año con unos números rojos de casi 60.000 millones de euros, y con una deuda superior al billón de euros. En 2015, el compromiso del Ejecutivo con Bruselas es reducir el déficit hasta el 4,2% del PIB, lo que supone un agujero de casi 45.000 millones. O lo que es lo mismo, entre todas las administraciones deben ajustar sus cuentas en casi 15.000 millones. En este entorno, las alegrÃas presupuestarias, por mucho que algunos quieran otra cosa, no pueden ser demasiadas. Se bajan un poco los impuestos, se suben mÃnimamente las pensiones, se da una «minipaga» a los funcionarios por la que les quitaron en 2012 (y que ya quisiéremos los trabajadores del sector privado que nos devolvieran a nosotros las que nos quitaron en 2010, 2011, 2012, 2013,…), y sube un poquito la inversión. E incluso, como contó ABC, se está negociando una paga para los hogares sin ingresos. Seguro que a muchos diputados del PP, o alcaldes y presidentes del partido, e incluso a algún que otro miembro del Gobierno les hubiera encantado hacer muchos más guiños electorales en un año en el que hay comicios municipales, autonómicos y generales. Pero al final esos guiños, como nos ha demostrado el pasado, los acabamos pagando todos.
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