La economía española estaba al borde del precipicio y los 100.000 millones de euros de ayuda financiera que Europa va a dar a la banca española nos ha permitido, o nos permitirá, cuando se ponga en marcha, dar un paso atrás y alejarnos de la situación de inminente caída.
¿Es una buena noticia? Dado el punto en el que estábamos sin duda lo es. Hubiera sido mejor, lógicamente, que todos los bancos españoles estuvieran saneados, no hubieran seguido criterios políticos en su gestión y no hubieran financiado negocios ruinosos. Pero esa no es la situación. También hubiera sido preferible que esta inyección de dinero público se hubiera realizado hace tres o cuatro años, en el mismo momento en que los grandes países europeos, con Alemania y el Reino Unido a la cabeza, e incluso Estados Unidos, inyectaron miles de millones de euros/dólares para salvar sus bancos. Pero aquí dijimos entonces que nuestro sistema financiero era el más robusto del mundo.Y pensamos que con unos parches podríamos salir adelante. Y ahora estamos donde estamos, con unos mercados que no se fían de España y en los que conseguir financiación para sanear a los bancos o para refinanciar nuestra deuda es carísimo.
En este escenario, que Europa haga un préstamo a España a un tipo de interés del 3%, frente a casi el 7% que se está pagando en el mercado, es una buena noticia, claro que sí. Y si además eso se consigue sin que los “hombres de negro” se sienten en el Ministerio de Economía para llevar directamente las rienda del país, que es lo que en el fondo quería Europa y lo que trataron de forzar, hasta el último momento, algunos países como Holanda o Finlandia.
Y si es algo bueno, uno se pregunta por qué no se pidió antes la ayuda. La respuesta, en mi opinión, está clara, porque hasta ahora España podía financiarse en el mercado y sobre todo porque se corría el riesgo de una intervención completa y una pérdida total de autonomía, como ha ocurrido en los países rescatados. Por tanto, el Gobierno se negó a pedir la ayuda si no era con esas condiciones. E hizo bien.
“Pero si ya hacemos lo que dice Europa”, argumentan algunos. Y si no que le digan a Zapatero por qué recortó los sueldos de los funcionarios y congeló las pensiones. Y Montoro por qué subió el IRPF, cuando siempre decía lo contrario. Llevan razón, pero no es lo mismo que te obliguen a cumplir unos objetivos de déficit, pero que sea el Gobierno democraticamente elegido en las urnas quién decida qué medidas aplicará, a que se siente el FMI, el BCE y la Comisión Europea y directamente dicten ellos las normas sin ningún miramiento.
Y si no es tan malo, ¿por qué los mercados siguen castigando a nuestra deuda? Porque al final el problema no es solo España, es Europa. El domingo hay elecciones en Grecia y hay que despejar la duda de si saldrá o no del euro. Y también hay dudas sobre Italia. No estamos solo ante un ataque a España, un eslabón débil de la cadena, sino ante un ataque al euro. Y los socios europeos deben estar dispuestos a tomar todas las medidas necesarias, incluida la cesión de soberanía, para tener unidad fiscal y apoyarse financieramente unos a otros. Quizás las tensiones de los mercados, por mucho que nos duelan, ayuden a tomar las decisiones correctas.
EconomÃa