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Blogs Crónicas de un nómada por Francisco López-Seivane

Cirilo y Metodio, artífices de los idiomas eslavos

La historia de dos santos reconocidos como tales por la iglesia católica y la ortodoxa

Cirilo y Metodio, artífices de los idiomas eslavos
Francisco López-Seivane el

En el mundo católico muchos aún se preguntan quién es esa pareja, Cirilo y Metodio, cuyos nombres siempre suenan unidos, y cuáles son sus méritos. Pues se trata de los únicos santos, que uno conozca, reconocidos como tales por la iglesia católica y la ortodoxa. A lo que habría que añadir que tuvieron una vida extraordinaria y muy fecunda para la época.

Vivieron en el siglo siglo IX, eran hermanos, nacieron en Tesalónica (entonces Bizancio) y tuvieron inclinaciones muy dispares. Cirilo, a la muerte de su padre, se trasladó a Constantinopla, en cuya universidad estudió, llegando a ser bibliotecario de Santa Sofía, el más importante edificio religioso cristiano de Oriente, y terminaría siendo profesor de Filosofía. Metodio, en cambio, siguió la misma carrera que su padre: administrador, llegando a ser gobernador de una provincia limítrofe, donde vivían muchos eslavos. En el año 855 ambos hermanos se retiraron a un monasterio en Bitina (Asia Menor) y también se dice que pasaron un tiempo en Athos.

El príncipe Vladimir, entendiendo que la Rus de Kiev, la gran nación eslava, necesitaba una religión que acabara con el culto primitivo a los ídolos, hizo venir a representantes de las distintas religiones monoteístas. Primero escuchó al representante musulmán y le agradó saber que el Islam permitía la poligamia (se dice que Vladimir disponía de ochocientas concubinas), pero no pudo aceptar la prohibición de beber alcohol (no olvidemos que los fundadores de la Rus de Kiev eran de origen vikingo). “En la Rus beber es disfrutar, no podemos vivir sin alcohol”, le dijo antes de despacharle. El representante judío le contó que su pueblo se había visto esparcido por el mundo en una gran diáspora a causa de sus pecados, algo que tampoco fue del agrado de Vladimir. Los católicos alemanes también le propusieron su fe, pero le resultó más convincente la exhortación del representante ortodoxo, así que mandó emisarios a Constantinopla. En Santa Sofía éstos quedaron tan deslumbrados por la grandeza de la basílica y los ritos litúrgicos que en ella se celebraban que le dijeron a Vladimir a su regreso que no sabían si habían estado en la tierra o en el cielo. Tras escucharles, Vladimir decidió optar por la religión ortodoxa. En su decisión pesó mucho el hecho de que sus textos sagrados ya hubieran sido traducidos al cirílico por los monjes Cirilo y Metodio. Tras bautizarse él mismo en Crimea y mandar construir una catedral conmemorativa, hubo bautismos masivos de sus súbditos en las aguas del Dniéper. Pero sería su hijo y príncipe heredero, Vratislav, quien invitara más tarde a visitar su país a ambos monjes: “Nuestra nación esta bautizada, pero carece de maestros –les dijo-. No entendemos ni el griego ni el latín. Ni siquiera el significado de los caracteres escritos. Necesitamos maestros que nos enseñen a leer las Escrituras y su sentido”

Ambos monjes aceptaron la invitación y tradujeron las escrituras a las lenguas eslavas, creando, de paso, el alfabeto glagolítico, base del actual alfabeto cirílico, que se utiliza en muchas lenguas eslavas. Predicaron por todo el mundo eslavo, hasta el punto de que se les conoce como ‘Apóstoles de los eslavos’. Metodio murió en aquellas tierras en el 855, mientras Cirilo lo hizo en Roma en el 869. En vida, convirtieron también al Príncipoe Geza de Hungría, que era pagano, aunque ese país terminaría cristianizándose bajo el rito católico en tiempos de San Esteban, rey y santo. También fue ambas cosas Vladimir, aunque cabe preguntarse cómo logró pasar de matute en el proceso de canonización sus múltiples concubinas y su confesada afición a la bebida.

Cirilo y Metodio fueron canonizados por la Iglesia Ortodoxa como isoapóstoles, mientras la Iglesia de Roma los subió a los altares en 1880, siendo el Papa Juan Pablo II (eslavo, no lo olvidemos) quien los elevó a la categoría de Patronos de Europa en 1980, celebrándose su onomástica el 14 de febrero (en pugna con San Valentín), mientras que en la Ortodoxa, ese mismo día se dedica solo a San Cirilo, y el 11 de mayo es para San Metodio. En la república Checa y Eslovaquia, su onomástica es el 5 de julio, Día Nacional, mientras en Bulgaria lo es el 24 de mayo, también Día Nacional.

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