Calcuta tiene tantos nombres como uno quiera. Ha sido llamada la Ciudad de la Alegría, la Ciudad Eterna, la Ciudad de los Palacios…, pero ya sabemos que la literatura y el marketing no tienen fronteras. La verdad es que nació cuando agonizaba el siglo XVII. Un agente de la poderosa Compañía de las Indias Orientales, Jod Charnock, unió tres pueblecitos, Govindapur, Sutanati y Kalikata, tratando de establecer una urbe que abasteciera de la necesaria mano de obra para el florecimiento de la Compañía. Como hicieron tantos pioneros españoles en América, dio en bautizar a la nueva ‘ciudad’ como Londres del Este. El ejército inglés empezó levantando un fuerte para proteger el próspero negocio de la potente Compañía y finalmente terminó por establecer allí la capital de su imperio en Oriente.
Si hay un monumento que lo recuerda es, sin duda, el Victoria Memorial Hall, un edificio construido con el mármol más noble para glorificar la memoria de la reina Victoria, la Primera Reina-Emperatriz de la India (1837 – 1901), tal como reza en la placa conmemorativa. Se trata de un soberbio edificio, cuya cúpula supera los sesenta metros de altura, emplazado en un espectacular jardín que nos recuerda los magníficos parques de Inglaterra. Una visita imprescindible en la Bristish Calcuta.
El llamado Palacio de Mármol es una mansión neoclásica decimonónica que nos hace pensar de inmediato en los tiempos del Imperio. Sus columnas corintias, balconadas y tejados inclinados no dejan de evocar ciertas similitudes con la arquitectura china. Se trata de un edificio de tres plantas que contiene un takhur dalan (templo familiar), un restaurante, un jardín de piedras, un estanque y hasta un pequeño zoo. No hace falta añadir que está incluido en todas las visitas turísticas de la ciudad.
El actual gobierno comunista y nacionalista del estado de Bengala no ha tenido ningún inconveniente en instalarse en el conocido como Writer’s Building, un soberbio edificio clásico de ladrillo rojo, donde se alojaba el ejército de funcionarios importados de Inglaterra por la Compañía de las Indias. Ahora es sede del ‘Mahakaran’ o Secretariado. Además de la oficina del Primer Ministro de Bengala, contiene otras seis mil oficinas administrativas.
El actual Ayuntamiento de Calcuta fue construido en 1813 en estilo dórico romano por un arquitecto, ingeniero y general del ejército inglés, John Garstin, con un fondo de 700.000 rupias procedentes de la lotería sin otro objeto que proporcionar a los europeos un lugar apropiado para el esparcimiento social. Los indios podía visitar las estatuas y formidables pinturas de la planta baja, pero tenían prohibido el acceso a las plantas superiores. Está rodeado de un soberbio jardín y puede ser visitado por las mañanas con ciertas restricciones.
Calcuta está orgullosa de su formidable Eden Gardens, un estadio de cricket con capacidad para cien mil almas. Lo más curioso es que no se refiere al Edén, sino a la Señora Eden, hermana del Gobernador General que lo mandó construir, un tal Lord Auckland, a quien fue dedicado no sólo el estadio, sino los fantásticos jardines que lo rodean.
Por allí está también el Maidan, un paraíso para los amantes de los deportes. Se trata de una extensa zona verde de cuatrocientas hectáreas que lo mismo sirve para hacer jogging que para montar un picnic, pasear o dormir la siesta a la umbría de sus añosos árboles. Al lado queda el famoso Fort William y el Victoria Memorial, o sea que se podría afirmar que el Maidan constituye el corazón (al menos, el pulmón) de la Bristish Calcuta. Curiosamente hay un antiguo tranvía de la época victoriana que lo recorre lentamente en toda su extensión.
El famoso tranvía victoriano no deja de atravesar en su recorrido el río Hooghly por el Howrah Bridge, también conocido como Rabindra Setu, una notable obra de ingeniería construida en 1943, cuando las estructuras de hierro hacían furor. Hoy día es vía de comunicación imprescindible para unir ambas orillas del río, pero también un mirador de primera para paseantes sin apuros. Siempre está lleno de vehículos y peatones.
Justo debajo del puente se encuentra el Mercado de las Flores, en Mullick Ghat, una de las visitas más singulares que cualquier visitante debe hacer en Calcuta. Es imprescindible madrugar, ya que el gentío y el calor lo hacen sofocante en cuanto empieza a subir el sol. A las cinco de la mañana aquello parece un emjambre por el que apenas se puede transitar. Los puestos forman una doble hilera de todo tipo de flores, sobre todo lotos, mientras en un lugar próximo, junto al río, los luchadores practican su arte centenario.
Y para terminar, una buena noticia: Air India está volando de nuevo la ruta directa Madrid – Delhi con modernos dreamliners. Lo hace tres veces por semana (martes, jueves y sábados) y cuenta con una fantástica red de conexiones a toda la India.
* Para dimes y diretes: seivane@seivane.net
* Escucha aquí mis ‘Crónicas de un nómada’ en Radio 5 (RNE)
* Las imágenes que acompañan este reportaje han sido tomadas con una cámara Fujifilm serie X T10
Asia & Oceanía Francisco López-Seivaneel