“Cuando China rija el mundo. El fin del mundo occidental y el nacimiento de un nuevo orden global” es un libro del periodista Martin Jacques. Aunque el libro data de 2012, sigue mereciendo la pena. Transmite todo lo que uno tiene que saber antes de hablar sobre China.
Me gusta, para empezar, la importancia que Jacques da a la Historia para entender el ascenso de China. No respeto a los analistas que descuidan la Historia y se centran en el presente. Todos somos hijos de las generaciones que nos precedieron y nuestros patrones mentales han sido forjados por lo que vivieron. La Historia es repetir una y otra vez lo que ya hicimos con pequeñas variaciones cada vez.
En 221 a.C. el emperador Qin Shihuangdi unificó lo que sería el nucleo central de China e instauró un Estado centralizado, cuyo gobierno se fundamentó en los principios confucianos. Para entonces, dos mil años de Historia ya habían cristalizado algunos de los rasgos más característicos del ser chino: la idea de que el gobernante se legitimaba por haber recibido el Mandato del Cielo; una estructura familiar basada en la piedad filial y que era el ente primero al que un hombre debía lealtad; la escritura ideográfica; una religión cívica basada en el culto a los antepasados a la que se añadían rasgos chamánicos vehiculados por el taoísmo. Se trataba de una cultura muy fuerte y cohesionada, tanto que, para Jacques, es lo que ha asegurado que China no se fragmentase y que a pesar de las divisiones políticas siempre tendiese a la unidad.
Europa siguió un camino muy diferente. Tras la caída del Imperio Romano, la unidad nunca se recompuso. Nuestra visión del mundo es la de un sistema de Estados-nación. Para el chino, su experiencia histórica es una de unidad mantenida por una identidad civilizacional muy fuerte. Ello no ha impedido que China conociera momentos de fragmentación, momentos que le han hecho apreciar aún más su unidad.
Otra diferencia entre China y Europa es que en la primera las élites nobiliarias fueron destruidas tras la dinastía T’ang, con el resultado de que no hubo élites autónomas que desafiaran el poder del emperador. La manera de formar parte de la élite era aprobar los exámenes y convertirse en uno de los administradores del Estado. Esto hizo que no se establecieran las líneas divisorias entre el Estado y la sociedad que se establecieron en Europa.
A pesar de que no hubiera una aristocracia que moderase su poder, el emperador era consciente de la importancia de gobernar bien, gobernar de una manera moral y no extralimitarse en el uso de su poder. Su poder tenía una limitación cosmológico-moral: el Mandato del Cielo. Toda dinastía llegaba a ser porque recibía el Mandato del Cielo. La manera más habitual por la que las dinastías salían de la escena era la siguiente: tenía lugar una serie de catástrofes naturales; la población comenzaba a pensar que el Cielo había retirado su mandato al emperador; algún general rebelde aprovechaba esas dudas y se alzaba contra el orden establecido, alegando que ahora él tenía el Mandato del Cielo.
Otra característica china es una tecnología agrícola muy desarrollada con rendimientos elevados, que permitieron desde muy pronto sostener poblaciones muy numerosas y constituir Estados organizados. El campo ha tenido gran importancia en la Historia china, hasta el punto de que hay historiadores que piden que se estudie a China como a un conglomerado de comunidades rurales. El Tao Te Ching considera a la aldea como la formación política más perfecta. Las ciudades nunca tuvieron el papel político que tuvieron en Europa, ni dieron lugar a nada semejante a la burguesía europea. La ciudad era simplemente un centro de administración y de comercio.
El adelanto tecnológico y científico chino fue notable durante la dinastía de los Song del Norte (960-1126). Fue entonces que se perfeccionó el sistema de los exámenes sobre los clásicos como manera de entrar en la administración, se inventaron la pólvora y la imprenta. Fueron muchísimos los libros que se imprimieron sobre todas las materias. Hubo avances en matemáticas, ciencias naturales, astronomía y geografía. Se inventó una bobinadora a pedales que más tarde se perfeccionó de forma que podía servirse de la fuerza animal o de la del agua. Al mismo tiempo, en la capital del imperio, Kaifeng, se comenzó a utilizar carbón ante la escasez de madera. Jacques, al igual que Ian Morris en “¿Por qué manda Occidente (por ahora)?”, afirma que los chinos estuvieron en un tris de tener la primera revolución industrial quinientos años que los ingleses. Tanto Jacques como Morris piensan que fueron las invasiones del norte,- primero los jurchens y luego los mongoles-, las que frustraron la promesa de la dinastía Song y dieron paso a un período de estancamiento secular.
La dinastía Ming, la primera dinastía étnicamente china, después de los 90 años de humillante predominio mongol se encerró en su caparazón y se cerró a los extranjeros. Al comienzo de la dinastía tuvieron lugar los viajes del almirante Zheng He que entre 1405 y 1433 realizó siete viajes entre diplomáticos y comerciales por el Océano Índico. A los historiadores les ha causado pasmo que China cesase las expediciones y renunciase a una expansión ultramarina a la manera de los europeos. Las explicaciones son varias: 1) A diferencia de Europa que se veía como una pequeña y pobre península en el extremo de Eurasia, China se veía como el centro del mundo, un país autosuficiente. Explicación psicológica; 2) A la muerte del emperador Yonglé, con su nieto y sucesor Xuandé, las facciones cortesanas que se habían opuesto a los viajes se hicieron con el poder. Dado que sus rivales los habían apoyado, nada más lógico que terminar con una política vinculada a ellos. Explicación de política interior; 3) Los viajes habían sido muy costosos, porque su finalidad había sido más diplomática que comercial y no se había pensado lo suficiente en su rentabilidad. Explicación financiera; 4) Crecieron las amenazas de los bárbaros en las fronteras norte y oeste, lo que forzó al gobierno a cambiar su centro de atención. Explicación geopolítica.
Los Ming dejaron escapar la ocasión de convertirse en una potencia marítima e incluso colonial. También dejaron escapar la posibilidad de tener la primera revolución industrial, aunque no fue tanto por decisión propia como porque no se dieron las condiciones requeridas. Entre 1500 y 1800 se pusieron en cultivo nuevas tierras, mejoró la irrigación y aumentó la productividad. El crecimiento demográfico hizo que los jornales descendieran, al tiempo que los márgenes disminuían por la presión sobre los recursos. No había acicate para introducir tecnologías que redujeran la necesidad de mano de obra.
Rodeada al norte por pueblos nómadas a los que despreciaba y al sur por reinos a los que veía como vasallos y aislada por decisión propia, China no supo ver que el mundo estaba cambiando. Es famosa la respuesta que dio el emperador Qianlong a un emisario británico que le llevó una carta en la que el rey del Reino Unido le pedía que establecieran relaciones. Qianlong dijo que China no necesitaba de nada que pudieran producir los ingleses. Era autosuficiente.
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