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Blogs De bacterias y batallas por Gonzalo López Sánchez

Presidente de MSF España: «La gestión de la epidemia de ébola es un caso de ceguera política y falta de anticipación»

Presidente de MSF España: «La gestión de la epidemia de ébola es un caso de ceguera política y falta de anticipación»
Gonzalo López Sánchez el

José Antonio Bastos preside Médicos Sin Fronteras en España desde 2010 y ha sido director de Operaciones en Holanda y en España. Su trabajo en MSF le ha llevado a Bolivia, Kenia, Somalia, Tanzania, Ruanda, República Democrática del Congo, Angola y Uganda. Y le llevó en su día a dejar su trabajo como médico de familia en Barajas. Le preguntamos acerca del brote de ébola que sigue extendiéndose por África occidental y por las declaraciones que hizo la presidenta internacional de MSF en Naciones Unidas, hablando de una «responsabilidad histórica de los países miembros» para contener el brote.

[box] P-Joane Liu, habló de centros sanitarios superados, trabajadores en huelga, pacientes que no reciben atención médica para enfermedades comunes, cuerpos que se pudren en las calles de Sierra Leona. ¿Comparte esta visión? ¿Cuál cree que es la situación en los países afectados por el brote?[/box]

Sí, la comparto y creo que vale la pena matizarla un poco. Creo que hay dos variables que hay que considerar: el impacto y la dimensión de la epidemia, o sea, los números. Llevamos seis meses de epidemia, hay 3.000 y pico casos, de los cuales la mitad son de las últimas cuatro semanas. Es decir, esta epidemia está en una fase de gran aceleración ahora mismo. Y la estimación de Naciones Unidas es que llegaremos a veintitantos mil casos. O sea, que la situación catastrófica que vivimos hoy día es el principio de una epidemia grande, de una situación que va a ir a peor. Y además rápido. Y no hay medidas nuevas de control de la epidemia. 

En segundo lugar, lo que es casi más importante, los 3.000 casos son la «puntita» de un «iceberg» que es la acumulación de muertos que esta epidemia está generando. Se estima que hay entre un 40 y un 60% de casos no declarados. Se puede asumir fácilmente que debería haber 6.000 casos de ébola. Aparte de que hay más enfermos de los que se creen, es una enfermedad socialmente estigmatizante, físicamente muy dolorosa y que produce una muerte en situación de aislamiento social y rechazo familiar. No solo es una enfermedad que mata sino que además mata de una manera muy inhumana.

Dos niños reciben la atención de una psicóloga de MSF en Sierra Leona. Su padre está infectado con ébola pero ellos han dado negativo FOTO: Joffrey Monier/MSF

Por su forma de contagio, matan e infectan a mucho personal sanitario. El ébola es un virus que parece estar diseñado para colapsar sistemas de salud. No es solo que los sistemas de salud estén desbordados por los casos de ébola, es que van perdiendo personal sanitario a toda velocidad a medida que se infectan. Además pierden antes a los médicos más activos, que más se preocupan por los pacientes y que más trabajan con ellos.

La situación está muy desbordada en Guinea y Sierra Leona, un poco menos en Liberia. Es una epidemia con 6.000 casos y 3.000 muertes, que seguramente serán las cifras más reales. Además en un contexto en el que se ha producido un colapso en los sistemas de salud, en unos países con sistemas ya de por sí muy, muy frágiles. No recuerdo las cifras, pero en Sierra leona y en Liberia hay 0,001 y 0,1 médicos por cada 100.000 habitantes, cuando en España tenemos treinta y tantos.

Además son países en los que hay malaria, problemas nutricionales, enfermedades como el sarampión que a veces se extienden en epidemias, etc. La epidemia de ébola está dejando a la población completamente desasistida. Aunque no lo tengamos documentado en este momento, es probable que en estos meses haya un aumento de muertes por malaria, sarampión, neumonía, partos complicados, accidentes de coche, apendicitis… Todo lo que requiera asistencia médica, ya no funciona.

Y luego además, esta epidemia, por cómo está comportándose en estos tres países, provoca un pánico social muy importante, con un alto grado de violencia social. Con unas consecuencias en la economía dramáticas, y una combinación del no cumplimiento de los ciclos de trabajo agrícola, (plantar, recolectar, etc) y por dificultades de comercio por restricciones de paso, hay zonas donde hay problemas de abastecimiento y de distribución de alimentos.

Los 3.000 casos de ébola declarados son una absoluta minoría en la descripción del sufrimiento humano que está epidemia está causando.

Dos enfermeros recogen la comida para los pacientes, en Sierra Leona FOTO: Sylvain Cherkaoui/Cosmos

Y todo esto va cada vez más deprisa, salvo que se tomen medidas importantes, que se pueden tomar. No es una situación política en Siria con múltiples facciones con las que hay que negociar, las medidas prácticas las conocemos y son todas factibles. Y cuantos más grande sea la epidemia más recursos hay que utilizar. Hacen falta muchos recursos porque la respuesta ya ha llegado muy tarde y hace falta detenerla con un esfuerzo muy grande. Si no se detiene ahora será muchísimo eor, tendrá un impacto brutal en el Oeste de África, con toda certeza en otras partes de África y del mundo, y yo creo que será un acontecimiento histórico remarcable en el que muchos líderes mundiales se arrepentirán de no haberse dado cuenta a tiempo de la magnitud de lo que estaba pasando.

Parte del problema es que hasta ahora se ha considerado el número de casos de ébola de manera anecdótica y los líderes mundiales no han caído en la cuenta de la reacción en cadena que viene detrás de la epidemia de ébola y de la velocidad a la que está progresando.

[box] P-O sea, ¿que diría que los países occidentales y la OMS han reaccionado tarde y mal?[/box]

Sí, desde luego con la única salvaguarda para ellos de que es una epidemia nueva que nadie sabía cómo se iba a comportar. Hasta junio o así iba progresando lentamente, pero que en los últimos dos meses se ha disparado. Es una epidemia que es un caballo desbocado.

Los países occidentales en general, incluyendo España, han tardado en reaccionar. Han estado muchísimo más centrados en prepararse para recibir unos pocos pacientes de ébola. En vez de contribuir en apagar el fuego en su origen, se han preocupado por las chispas que les saltaban. Eso es un poco ceguera política, de miopía.

La OMS ha tardado mucho en declarar la emergencia internacional, y una vez que se ha declarado este 8 de agosto, tardó casi 20 días en proponer un plan concreto para esa emergencia. En cuatro días va a pasar un mes completo y en el terreno no hay ninguna diferencia desde que se declaró. Hasta ahora no hay una llegada masiva de recursos de apoyo para contener esta epidemia.

[box] P-Pero, ¿se espera que lleguen en las próximas semanas?[/box]

Esperemos que sí. Por eso estamos en MSF, una vez más, a riesgo de ser llamados alarmistas, diciendo que como no haya una reacción seria esto va a ir muy mal.

Si el tifón de Filipinas o el terremoto de Haití provocaron una respuesta internacional enorme, basada en la solidaridad y la compasión, que se entiende también como responsabilidad de los gobiernos y las instituciones, sin que supusiera de vuelta ningún peligro para ellos, una epidemia como esta que tiene connotaciones para la salud pública muy importantes, es chocante que no esté provocando una reacción parecida. No solo hablo de las poblaciones, hablo sobre todo de los gobiernos. Porque el impacto potencial a medio plazo es muy parecido a ese. Puede tener unas consecuencias absolutamente devastadoras para estos países muy parecidas a una erupción volcánica o a un terremoto.

Hace falta que los líderes políticos se den cuenta de la magnitud del problema. Y que se comprometan a tomar acción en ello y que luego tomen estas acciones. Lo primero es una financiación internacional masiva, que la hubo para Haití o para Filipinas, y en segundo lugar, apoyo y compromiso político para solucionar el problema al margen de los intereses cruzados.

Tamba James recibe la noticia de su alta en Sierra Leona FOTO: Sylvain Cherkaoui/Cosmos

En tercer lugar, todas estas reacciones convencionales y decisiones políticas tardarían demasiado. Se demoran semanas y meses y no podemos permitirnos semanas y meses ahora mismo. Lo que se nos ha ocurrido, de forma un poco arriesgada y valiente, es darnos cuenta de que no somos los únicos equipados para trabajar en condiciones de aislamiento en un contexto de amenaza biológica importante. Casi todos los países desarrollados del mundo tienen unidades especializadas, militares o civiles, de trabajo con equipo de aislamiento, para amenazas químicas, biológicas y nucleares. Y pensamos que en este momento podrían contribuir enormemente a luchar contra la epidemia. Se podrían enviar en días y semanas. Y se podría controlar la aceleración de la epidemia en los próximos días.

Porque cualquier otra medida que vaya por los circuitos convencionales de ayuda humanitaria tardarán demasiado. Si la respuesta comienza en un mes y medio desde ahora, la situación ya será catastrófica.Pensamos que igual que en los terremotos se envía a los bomberos de muchos países, a esta epidemia habría que enviar a estas unidades.

[box] P-Según la presidenta, las medidas coercitivas han ayudado más a extender el miedo que a detener al virus. ¿Qué alternativa hay? ¿Son necesarias?[/box]

Hay que encontrar un punto de equilibrio. El pánico con violencia y descontrol no es deseable. La represión y las medidas coercitivas tampoco son deseables porque si se combinan con el pánico producen mucha búsqueda de circuitos alternativos, clandestinos y subterráneos de movimiento que aceleran la transmisión.

Es más efectivo informar y ayudar a las comunidades para la no transmisión. Las medidas de castigo en algunas zonas afectan al suministro de alimentos. Esto es paradójico. Esto va a empeorar mucho la situación. Cuando hay una situación de pánico colectivo, como ahora mismo, no contienen la situación. Hacen que el desplazamiento de las personas suceda de forma clandestina y por vías no controlables. Es más fácil hacer buenos sistemas de control en los aeropuertos, trenes y autobuses que prohibir el movimiento de autobuses, aviones y de barcos. Porque en ese caso la gente se seguirá moviendo y no se les podrá controlar.

[box] P-¿Qué le parece el miedo de la sociedad a que el virus llegue a Europa, un país con sistemas sanitarios eficaces, mientras en otros lugares están muriendo cientos de personas en medio de sistemas con muy pocos recursos?[/box]

Es una reacción muy humana de miedo, porque es muy preocupante. A mí me da miedo el ébola. Estuve en el año 2000 en una epidemia en Uganda y da mucho, mucho respeto. El miedo es justificable.

Pero con suficiente información se puede comprender que está epidemia va a seguir descontrolada. Es muy posible que siga habiendo casos individuales de personas que lleguen a España u otros países occidentales contagiados con ébola. Es prácticamente imposible que esto desencadene una epidemia en un país occidental. Primero porque tenemos sistemas de detección, sistemas sanitarios que ya están alertados y que ya tienen preparadas medidas de contención. Hay un nivel de alarma social suficiente: si una persona llega de Nigeria y empieza a toser y a tener fiebre yo creo que casi seguro que su familia y sus vecinos pensarán que tiene ébola.

Los estados occidentales tienen recursos más que suficientes para hacer un seguimiento cuidadoso y metódico de los contactos que ha tenido cada persona, para hacer campañas de movilización pública con información de calidad y bien hechas. Tenemos televisiones, radio e internet. Es decir, es diferente al África rural y remota o a los suburbios de las grandes ciudades africanas. Donde las autoridades tienen poco control. Aquí se tiene a la población censada y se conoce el domicilio de todo el mundo y casi todos tienen un teléfono móvil al que llamarle. Eso supone una diferencia enorme en la gestión de los contactos y los casos.

[box] P-¿Los medios de comunicación españoles han transmitido la realidad de la situación o se han centrado en la anécdota, en el impacto?[/box]

Creo que la situación necesitaba y necesita darse a conocer. El miedo a ser alarmista puede llevar a esconder una realidad que hay que dar a conocer. El nivel de catástrofe humana que está ocurriendo en estos países de África es suficiente para darle la importancia que se le ha dado.

El hecho de que se hayan centrado mucho en el caso de un sacerdote español infectado con ébola es absolutamente natural, no tengo nada que criticar. Creo que además merece como compañero, y también los Hermanos de San Juan de Dios, todo el respeto de MSF por unos compañeros que han caídio en la primera línea. Son aquellos de los que de verdad se preocupan por tratar pacientes y un ejemplo en primera persona de los riesgos que se asume el personal sanitario.

El problema es que esa sensación de alarma social, que ahora yo creo que sí se empieza a ver, no se transmita más en describir la situación de los países afectados en vez de centrarse en los casos que pueda haber aquí.

[box] P-Sí, parece que cuando deja de haber casos europeos el asunto queda aparcado…[/box]

Cuando en realidad en términos de gestión política y estratégica de una situación difícil es muy cortoplacista y también miope pensar que prepararte tú en casa para recibir los casos que lleguen es lo más importante. Cuando lo más importante sería evitar que siga habiendo casos para que no me lleguen.

La comunidad internacional tendría que haber puesto un esfuerzo más importante en evitar que la epidemia se desbocara, como se está desbocando. Y en el terreno, aparte de algún equipo del CDC estadounidense, de la OMS y de algún equipo de investigación, han sido los ministerios de salud de países (Liberia acaba de salir de una guerra civil atroz, Guinea Conakry es de los últimos de las listas de desarrollo) y a un grupo de ONGs a cargo de una epidemia que hace meses ya estaba fuera de control. La gestión de la epidemia es un caso de ceguera política y falta de anticipación para contener el problema en su origen.

[box] P-Tengo entendido que la crisis no ha afectado mucho a las donaciones españolas y al número de voluntarios de MSF. Pero no se puede decir lo mismo de la Agencia Española de Cooperación, ¿no es así?[/box]

En términos generales, desde que la crisis afectó a España el gobierno ha disminuido la ayuda humanitaria en un 80%. Mientras que con otras medidas de austeridad, casi todos los departamentos han tenido recortes de en torno al 15 o 20%. Esto es prácticamente una desaparición, es brutal.

Contrasta muchísimo con el hecho de que durante los últimos cinco años, en plena crisis en España, en MSF ha crecido cada año casi en un 10% el número de socios y de gente que nos apoya. Ha habido una disminución de promedio de donación, muchos socios que nos han llamado diciendo que habían perdido el trabajo y que querían disminuir la cuota o darse de baja. Pero en este momento tenemos unos 350.000 socios regulares y unos 350.000 colaboradores esporádicos. Son muchos más de los que teníamos hace dos años y eso a pesar de la crisis. Eso me parece absolutamente impresionante. También porque lo natural sería que el esfuerzo altruista se volcase en la propia sociedad española. Y hay muchas personas con la lucidez suficiente para ayudar aquí con Cáritas y Cruz Roja, pero también para ayudar en otras partes del mundo. Es un grado de comprensión de la humanidad en su conjunto que es muy impresionante.

[box] P-¿Qué le parece la difusión viral del reto del cubo del agua para “luchar” contra el ELA? ¿Hasta qué punto la viralidad y las redes son vías para encauzar la solidaridad de la gente y hasta qué punto se convierten en una forma barata de lavarse las manos?[/box]

Ambos. Estamos intentando meternos ahora en las redes sociales. Tienen un potencial enorme de transmitir y hacer circular la información. Permiten que más gente sepa lo que está sucediendo y actúe en consecuencia. Que actuar en consecuencia sea lanzarse un cubo de agua enfrente de una cámara o hacer una donación a una organización, eso ya es otra cosa.

[box] P-Tratar a un paciente con ébola supone un cierto riesgo para la vida del propio médico o enfermero. Supongo que será muy personal y que dependerá de las circunstancias, pero ¿qué se siente? ¿Qué lleva a hacerlo?[/box] 

Tanto un médico como alguien de médicos sin fronteras se enfrentan a ese tipo de casos extremos. Cuando estaba haciendo la carrera fue la famosa epidemia de aceite de colza en España. Estaba en el hospital de la Cruz Roja. Cuando no se sabía qué era la epidemia y había solo pacientes muriéndose de nemunía, hubo un equipo de médicos y enfermeras del hospital de la Cruz Roja de Madrid que se encerraron con los pacientes en el hospital para investigar la epidemia, porque no se sabía lo que ocurría. Eso es tan heorico como lo que hacen los que tratan a los pacientes de ébola. 

Con los pacientes de tuberculosis multirresistente, con estafilococo multirresistente u otras cosas, los profesionales de la salud sabemos que tenemos el riesgo de contagiarnos. Y es algo asumido y gestionado, por eso nos ponemos dos capas de guantes y una máscara. La actitud de aceptar el riesgo existe. 

Un paciente es atendido en la zona de alto riesgo FOTO: Sylvain Cherkaoui/Cosmos

En organizaciones humanitarias, no es nuevo enfrentarse a estos riesgos. En el caso de ébola lo peculiar es que es más personal, individual. La persona que tienes enfrente te puede contagiar si cometes un error con tu protección. Y la verdad es que impresiona mucho. Produce un enorme respeto.

Hay que ser muy disciplinado, cumplir muy bien los protocolos de actuación, las normas de seguridad, estar muy atento, vigilar mucho el grado de cansancio… El problema es que hay que trabajar con agujas aparte de manejar sus secreciones. Para mí es parte de la ética y el espíritu primero de ser un profesional de la salud, estás ahí para asistir a otros seres humanos, y segundo muy en línea con la ética de la acción humanitaria, que es ayudar a otras personas en situaciones de crisis y por tanto tú te acercas a esa crisis.  

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